Cara (y cruz) de un ‘cara a cara’ insuficiente

Se diría que el país se va a paralizar este lunes, cuando Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se enfrenten en el ‘cara a cara’ televisivo presuntamente decisivo de una campaña electoral átona, en la que las encuestas son lo más divertido que está ocurriendo. ¿Cuánto, qué parte del voto, un tres, un cinco por ciento, va a decidir este encuentro ante las cámaras del presidente del Gobierno frente al presidente del Partido Popular y líder de la oposición? ¿Cuánto hay aquí de juego periodístico, porque los contendientes en este debate no representan, ni mucho menos, al conjunto de la nación? He ahí el dilema: Sánchez o no Sánchez, Feijóo o no Feijóo, that is the question. Y los demás, ¿qué?
 

Creo que muchos comentaristas serían, seríamos, casi capaces de escribir de antemano lo que ocurrirá en el ‘cara a cara’ de los dos políticos más poderosos, más influyentes, con más y con menos futuro en España. Pedro Sánchez, el hombre que aglutinará, si consigue que los números le salgan, una coalición de izquierdas (ya veremos cuál y con cuántos), y/o Alberto Núñez Feijóo, que encabezaría una coalición de la derecha, quién sabe sobre qué moldes, con la imprevisible Vox. La jugada sigue abierta.
 

Es lo que hay: se van a sacudir de lo lindo en un espectáculo circense/político que entronca con aquellos dos debates, inolvidables y para olvidar, de 1993 entre Felipe González y Aznar, que Felipe ganó por puntos e ‘in extremis’.
 

Temas (muy previsibles) que se van a tratar: la no renovación del Consejo del Poder Judicial, de la que Sánchez acusará a Rajoy, achacándole, de paso, no querer aceptar el cumplimiento de la Constitución al respecto. El catastrofismo económico de la derecha. El patente deseo de Vox de que el PP no gane, porque, si no, nadie entendería el radicalismo ‘ultra’ exhibido por Abascal en las dos últimas semanas, presuntamente para mostrar qué sapos tendría que tragar el PP en un hipotético Gobierno de coalición. Eso, de Sánchez a Feijóo. Y lo que le lanzará Feijóo a Sánchez también lo intuimos: la falta de respeto a las instituciones y a la verdad. Las cesiones a la hora de reformar el Código Penal en beneficio de los inculpados en el ‘procés’. La economía, un desastre (lo contrario de lo que dirá Sánchez).Falta de transparencia en la distribución de los fondos ‘next generation’. Casi todo va mal frente al ‘todo va bien’ del inquilino de La Moncloa. Y claro, Bildu: sacar a ETA a estas alturas será como meter a Franco en el programa, pero ya se sabe cómo va la cosa aquí y ahora. De postureo.
 

Dos Españas, en suma. Como si no hubiera, ya lo dijo Yolanda Díaz, una tercera España, con cara de mujer, de color, acaso no heterosexual, marginada, sujeta al viento de los cambios, tremendos y de todo orden, que nos vienen. Habrá después otro debate, además del ‘cara a cara’, y lo siento por Feijóo, que ha decidido (al menos hasta ahora, grave error) ausentarse del mismo. Y lo siento por todos nosotros, que nos perderemos su presencia. Y allí estarán Yolanda Díaz y Santiago Abascal, que representan, desde sus extremos, a un país más poliédrico, con más rostros-no sé si mejores: eso lo decidirá usted el día 23- de los que veremos este lunes en la pequeña, pequeñísima, pantalla.

Cara (y cruz) de un ‘cara a cara’ insuficiente

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