Cuatro futbolistas sensatos

Los manuales de dirección describen a los “equipos de trabajo” como un grupo de personas comprometidas con el propósito de alcanzar objetivos previamente definidos.  La diversidad de habilidades de cada uno enriquece y complementa al conjunto en el que cada miembro contribuye con sus fortalezas individuales a crear sinergias que potencian el rendimiento y el éxito del grupo. 


Traigo esto a colación a propósito de los 26 futbolistas españoles que compiten en Alemania y prefieren que se les considere integrantes del “equipo de España” antes que componentes de la “selección española”, una preferencia que entraña toda una filosofía competitiva. 


Pero no teman, en esta modesta columna no voy a elogiar el buen juego desplegado por la Roja que deslumbra en Europa, eso lo hacen mejor los comentaristas deportivos. Mi objetivo es destacar unos episodios de la vida de cuatro futbolistas de la élite que me parecen un ejemplo de cordura. 


Fabián Ruiz, centrocampista de la Roja. En una entrevista difundida por COLPISA se sincera: “En mi familia lo hemos pasado muy mal económicamente. Mis padres se separaron cuando yo tenía 12 años y mi madre, que trabajaba de lunes a domingo limpiando, nos sacó adelante sola a mis hermanos y a mí… Siempre diré que estoy donde estoy y soy lo que soy por ella. Tuve la suerte de sacarla de trabajar y tirar yo de mi familia… a la que nunca le va faltar de nada”. 


Hermanos Williams. Nico es el puñal de la Roja por la izquierda, Iñaki, el mayor, optó por jugar con Ghana, donde están sus raíces. Ambos conocen la dura travesía que pasaron sus padres para llegar a España en busca de una vida con más oportunidades. Dice Iñaki que “tuvieron que cruzar descalzos el desierto, llegaron a Melilla, treparon la valla y la Guardia Civil los detuvo…, no tenían papeles y gracias a un abogado de Cáritas llegaron a Bilbao …”. Yo sabía que mi vida era diferente de la de mis amigos,  pero cuando escuchas los detalles te estremeces…”. La meta de ambos es devolver a su familia todo lo que se sacrificaron por ellos arriesgando sus vidas.   


Antonio Rüdiger. Juega en el equipo alemán y en el Real Madrid. Sus padres huyeron de la guerra de Sierra Leona y se instalaron en una zona conflictivas de Berlín, “un barrio de inmigrantes en el que el crimen formaba parte del día a día…., las calles eran muy duras”. Matthias, su padre, trabajaba lavando platos y su madre, Lily, cuidaba a Antonio y a sus seis hermanos. Rüdiger que transitó de la hambruna y las peleas callejeras al éxito como futbolista de élite dejó una frase que merece ser esculpida en mármol: “No teníamos dinero, pero estábamos juntos y éramos ricos en eso”. 


Cuatro futbolistas que son humanos antes que divos, no fueron deslumbrados por el éxito. Sobresalen en los terrenos de juego, pero saben de dónde vienen y son un ejemplo de sensatez. 

Cuatro futbolistas sensatos

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