La cuesta de enero

Que tiempos aquellos en los que las navidades anticipaban la temida “cuesta de enero”, entonces los españoles teníamos asumido que los gastos de las fiestas nos abocaban a un mes difícil, el año empezaba y teníamos que administrarnos muy bien para superar los números rojos que el turrón y los juguetes nos habían causado. Ahora ya no es “la cuesta de enero”, ahora es la cuesta de cada mes del año y las familias españolas difícilmente llegan holgadas al día 20, podríamos decir que la cuesta es diaria, superar cada día es todo un reto. Llenar la nevera, llenar el depósito del coche, pagar la luz o el agua y pagar los múltiples impuestos que nos cobran por todo se hace imposible para muchas familias. Aquello de “tomar un aperitivo” se ha convertido en un lujo porque a poco que te tomes un refresco y una tapa dejas fácilmente seis o siete euros como si nada. Créanme si les digo que la situación económica de las economías familiares no da para hacer a diario este exceso y con ello renunciamos no solo al aperitivo, también a socializar y encontrarnos con amigos como se ha hecho toda la vida. Ojalá esto fuera una exageración, pero no lo es y usted lo sabe. Por mucho que el gobierno pretenda presumir de los éxitos macroeconómicos, España sigue, a fecha de hoy, siendo el país de la Unión Europea con mayor índice de paro en la clasificación general y con mucha diferencia en el paro juvenil en el que estamos por encima del 27%. Cuando el precio de los carburantes estaba por debajo del que tienen hoy, el gobierno accedió a bonificar en 20 céntimos el litro, pero claro, iban a venir las elecciones y había que engatusar a los electores, una vez pasadas las mismas con el resultado ya conocido, nos tocar pagar sin bonificación porque hasta las próximas elecciones a nuestros gobernantes no les preocupa nuestro sufrimiento. En plena “cuesta de septiembre”, comprando libros y material escolar, que también está por las nubes, los españoles estamos pendientes del “beso robado de Rubiales” y tan contentos, prensa escrita, televisiones, radios y las redes, centran su atención en este caso y analizan una situación que nada tiene que ver con las preocupaciones reales de la gente. Pero lo cierto es que el personal parece dejarse despistar con esta anécdota, como la denominó la propia “Jenni” y en las terrazas y las barras no se habla de otra cosa, a veces me siento una oveja más de un rebaño que el gobierno y los medios manejan con facilidad y a su antojo. Nadie piensa en lo que está pasando ahora mismo e incluso muchos parecen más preocupados por el maldito beso que por la factura que habrán de pagar mañana. Porque mientras se habla de eso, miembros el gobierno negocian un nuevo ejecutivo con los herederos de ETA, con el fugado Puigdemont o con los golpistas republicanos catalanes, ¡ahí es nada!, pero siendo esto grave, la democracia hipotecada a los delincuentes, lo es más el contenido de las negociaciones porque están negociando como partir España en trozos, como amnistiar a los condenados y como y cuanto dinero habremos de darles, eso sí, del bolsillo de todos los españoles. Aún a riesgo de parecer nostálgico, hecho de menos aquella “cuesta de enero” y el tiempo en que los españoles creían en España. En fin, les dejo ya para que se pongan al día de lo último sobre el “beso”.

La cuesta de enero

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