Los gallegos, que están llamados a votar en dieciséis días, tienen en su mano la hoja de ruta que su tierra va a transitar los próximos cuatro años. Sin duda, una elección importante que se debe meditar porque visto lo visto en Madrid con Sánchez entregado al independentismo, los gobiernos Frankenstein son el modelo que Moncloa pretende instaurar por España adelante. Fíjense hasta que extremo, que el éxito en Galicia del Psoe consistiría en hacer presidenta a la candidata del Bloque, la misma que viene de manifestarse en el país vasco a favor de los presos de ETA y que tiene a Bildu como socio en su historia. Y es que el partido socialista prefiere cualquier forma de gobierno con tal de evitar un gobierno estable del Partido Popular, una forma de entender la política basada en el “cuanto peor, mejor”, aunque en ello vaya el futuro de los gallegos. Una vez pinchado el globo de las bolitas en las playas, no coló el argumento que pretendía equipararlo con el Prestige, socialistas y bloqueiros han tenido que reprogramar su campaña que la tenían prevista como un proceso de recogida de votos a la sombra de una marea negra que nunca llegó. Tan es así, que ayer viernes, en el primer debate de candidatos en una emisora de radio, ni se mencionó el tema. Han pasado de la máxima preocupación al olvido. Los que no lo van a olvidar son los gallegos del mar, ni los de la industria, ni los hosteleros, ni nadie porque, si algo han demostrado Pontón y Besteiro es que estaban dispuestos a poner en riesgo el prestigio de nuestros productos para recaudar un puñado de votos y de hecho lo hicieron mostrando una enorme irresponsabilidad y una ausencia de compromiso total con su tierra. Claro que en Besteiro no sorprende porque, hasta donde yo sé, todavía no ha renunciado a su escaño en Madrid y todo apunta a que no lo hará porque Besteiro está de paso en Galicia y, al día siguiente de las elecciones cogerá el primer avión para Madrid dando la espalda a sus votantes que lo habrán elegido para cuatro años, un poco como Yolanda Díaz que en cuanto tuvo la oportunidad se largó a Madrid borrando toda huella de aquel amor eterno que la había prometido a los gallegos.
El resumen del resumen, si me lo permiten, es que Galicia el próximo día dieciocho tiene dos opciones únicas: un gobierno estable del Partido Popular con mayoría suficiente o la suma de Bloque, Psoe, Sumar, Podemos y todo lo que haga falta, que conformaría un gobierno Frankenstein que en nada contribuiría al progreso de Galicia. Lo demás es literatura, quizá novela negra o quizá esperpento sin la gracia de Valle Inclán. Ahora prepárense para promesas repetidas e incumplidas, para mensajes tremendistas que pretenderán hacernos creer que todo está mal, que todo en Galicia es un desastre y que la izquierda y la extrema izquierda tienen soluciones mágicas para todos nuestros problemas. Señores socios del virtual Frankenstein, por favor, cuéntennos mentiras nuevas o su globo se pinchará como se pincharon las bolitas, las de las playas y las que ustedes nos contaron. También digo, el PP deberá esforzarse en esta campaña y mejorar su estrategia de comunicación, de momento es plana, le falta tensión y un poco de alegría.