En la mañana de ayer no se hablaba de otra cosa en todo Madrid, calculo que en el resto de España también estaban pendientes de la declaración de Juan Lobato ante el juez. Entró como testigo y salió en la misma calidad, debió de entender su señoría que Lobato dijo verdad y no participó en la revelación de secretos que se investiga y que apunta al Fiscal General del Estado como máximo responsable.
El partido socialista salió en tromba al ataque contra el ex líder madrileño para acusarle de traición y laminarlo políticamente y la presión funcionó y se cobró el cargo que ostentaba Lobato. Hasta ahí, todo bajo control, o eso creían en Moncloa. Recuerda este sucedido a la fantástica película de Francis Veber, ‘La cena de los idiotas’, de 1998. En aquella divertidísima película, un grupo de amigos montaban cenas a las que cada vez, uno de ellos llevaba a un idiota para reírse de él. Aquí se suponía que el idiota era Juan Lobato, pero les salió rana y metió en un lío al propio presidente Sánchez y a su mano derecha Oscar López, hoy ministro y en aquel tiempo jefe de gabinete del presidente.
Pues bien, la jefa del gabinete del jefe de gabinete de Sánchez, por cargos no será, le mandó un mensaje a Lobato para filtrarle un documento fiscal privado y secreto que afectaba al novio de Díaz Ayuso, último objetivo político de esta trama y muy mala como enemiga a la vez que muy querida y apreciada por los madrileños. Recibió Lobato el mensaje y, como técnico de hacienda que es, le hace saber a la remitente que necesita saber el origen del documento porque si fuera de una forma irregular, podrían estar cometiendo un delito. Desde Moncloa le dicen que lo use para destrozar a Ayuso y le dicen que en un rato saldrá publicado por algún medio afín a Moncloa. Lobato espera a ver la publicación y lo usa contra Ayuso en la asamblea de Madrid.
Pasado el tiempo, un juez investiga al fiscal general, ese que ya saben ustedes “de quien depende” y es entonces cuando Lobato se va a un notario a registrar los mensajes para tener un documento que acredite que él es ajeno a la filtración del mail que recogía el ofrecimiento del abogado a la fiscalía para llegar a un acuerdo con el presunto defraudador fiscal.
Ayer, Lobato declaraba y, aunque no conocemos todos los mensajes que recibió Lobato, sí conocemos uno muy esclarecedor: “Usa esto contra Ayuso, en un rato lo publicará El Plural” y con esto queda demostrado que la información no salió de un medio sino de Moncloa, fue esta factoría la que filtró a los medios un documento privado y secreto para atacar a la presidenta madrileña.
Usar torticeramente y de forma ilegal el aparato del estado para acabar con una adversaria política, cuestión absolutamente impropia de un estado democrático y de derecho. El relato de Moncloa ha saltado por los aires, todos acusaron de traidor a Lobato y olvidaron señalar a quien, desde Moncloa, quiso tender una trampa a Juan Lobato que, si no llega a hacer lo que hizo, hubiera cometido un delito grave que le hubiera costado su carrera y su prestigio y, ya de paso, deja el camino libre a Oscar López que es a quien Sánchez quiere colocar en el puesto de Lobato en Madrid.
Juan Lobato ha elegido “honra sin barco” mientras en Moncloa se inclinaban más a “barco sin honra”. A donde está llevando Sánchez al PSOE…