M.A.R. y Diego Calvo

ras el indiscutible éxito de Feijóo en el “debate decisivo”, como bautizaron los medios de izquierdas al encuentro entre Feijóo y Pedro Sánchez, empiezan a filtrase detalles de los entresijos del debate. En los mentideros madrileños próximos a Génova no se habla de otra cosa y hay quien se pone ahora medallas que no le corresponden, meritorios advenedizos que se suben al carro del éxito inmerecidamente. Lo cierto y verdad es que el debate tuvo un actor principal, que fue el presidente del PP y, detrás, un amplio equipo de personas que aportaron su granito de arena para facilitar el trabajo de líder popular.


Entre estos colaboradores destacan dos en los cenáculos madrileños, Miguel Ángel Rodríguez, asesor áulico de Isabel Ayuso y antes de Aznar y un gallego, Diego Calvo, vicepresidente primero de la Xunta de Galicia. El primero parece ser que aportó sugerencias sobre gestos y actitudes que el presidente debía de adoptar durante el encuentro, incluso le atribuyen esa inyección de adrenalina que Feijóo le imprimió a su posicionamiento desde el minuto uno y que le ayudó a sorprender al propio Sánchez.


El segundo, Calvo, parece ser que pudo ser el que puso sobre la mesa del equipo de preparación del debate la idea que revolucionó por completo el desarrollo del importante encuentro entre presidenciables: el documento que Feijóo firmó y ofreció firmar a Sánchez en directo hasta en cinco ocasiones, tiene su origen en Galicia, en la cabeza del vicepresidente Calvo. Ese golpe de efecto que Feijóo dio, no solo cambió el rumbo del debate. Sacó a Sánchez de sus casillas, le rompió su argumentario y lo desquició, Sánchez perdió toda opción en el debate y, a partir de ahí, Feijóo dominó y llevó el timón en el resto del encuentro. Todos los medios de comunicación, incluso los más cafeteros de la izquierda, recogieron esa firma de Feijóo porque aquello suponía no una soflama política de campaña sino un compromiso, un contrato con los españoles que demostraba que Feijóo no quiere gobernar a cualquier precio mientras Sánchez se negó a firmarlo porque el sí está dispuesto a presidir un nuevo gobierno Frankenstein corregido y aumentado.


Fue una jugada perfecta que varios días después del debate televisivo sigue llenando los contenidos de programas y tertulias políticas de todos los medios. Miguel Ángel Rodríguez parece que ya ha reconocido su participación en la preparación del encuentro, mientras Calvo guardia silencio, pero no deja de recibir reconocimientos de los mandatarios del PP que saben de su aportación. El ferrolano hace gala de una discreción, quizá exagerada, que no se lleva en la política actual y no reconoce en público su aportación, solo llega a decir a sus más próximos que “somos un equipo y las aportaciones no tienen nombres ni etiquetas, que lo que es bueno para Feijóo es bueno para España como lo que es bueno para Rueda es bueno para Galicia y ahí se queda. Yo no sé si Calvo es el padre de la idea del documento o no, pero, si lo es, debía repensarse dedicarse a la empresa privada, una idea de ese calibre y con la trascendencia que ha tenido si la factura una empresa de comunicación hubiera facturado unos buenos miles de euros.


En definitiva, como nunca sabremos toda la verdad, felicitar con todos los honores al equipo que llevó a Feijóo al triunfo obtenido el pasado lunes en Antena 3, lo bordaron.

M.A.R. y Diego Calvo

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