el Presidente de Gobierno está preocupado, y no es para menos, por el devenir de la reforma laboral preparada por su vicepresidenta Yolanda Díaz. Y es que sus queridos socios, los partidos independentistas, le están poniendo “morros” a la reforma laboral y sin duda Sánchez se juega mucho en el envite, tanto como la vicepresidenta y cada uno por razones distintas. Pero en todo este proceso, lo más sorprendente es que, el presidente no ceje de reprochar al principal líder de la oposición, Pablo Casado, que no le da el visto bueno a la futura ley de Reforma Laboral.
Es más cuando Pablo Casado, en un gesto que le honra, telefonea a Pedro Sánchez para manifestarle su apoyo en esta crisis internacional a cuenta de Ucrania, nuestro Presidente se viene arriba y echa una bronca a Casado por no extender ese apoyo a la reforma laboral. Sinceramente me parece que hay que tener mucho desparpajo para tal recriminación. Y es que, recuerden ustedes, Pedro Sánchez se hizo un nombre en política con su famoso “no es no” para impedir que Mariano Rajoy, que había ganado las elecciones, pudiera gobernar.
Sí, el mismo Sánchez del “no es no”, que no paró, moción de censura de por medio gracias a la traición del PNV al PP, hasta desalojar a Rajoy de la Moncloa.
Pero el “no es no” que se convirtió en el eslogan de Sánchez ahora constituye un reproche permanente al PP, por no apoyar al Gobierno en todo lo que hace y deshace. Actitud que han asumido como propia la mayoría de los ministros del gobierno que no cesan en su queja de que el PP no les deja gobernar y que no se avienen a todos los acuerdos que favorecen al Gobierno, claro, e incluso el propio Presidente ha acusado a Casado y a los suyos de ser “negacionistas”.
Me temo que al Presidente le chiflan las “frases” o quizá más que a él a los asesores que se las preparan.
Vaya por delante que, en mi opinión, el PP no está sabiendo hacer una buena labor de oposición quizá porque a sus líderes actuales que habitan en Génova 13 les falta la consistencia política necesaria para ese empeño.
Pero, más allá de los déficits del PP, lo cierto es que el Gobierno quiere una oposición muda, una oposición que no ejerza ningún control, que firme lo que le pongan por delante, y que diga amén a cuanto se le ocurra a don Pedro y a sus ministros. Por resumir: al Gobierno le sobra la oposición.
Ahora mismo en el Parlamento no hay más oposición que la del PP, la de VOX y Ciudadanos, pero al Gobierno la única oposición que le preocupa es la del PP.
Vox representa una derecha fuera de tiempo y lugar, en cuanto a Ciudadanos su irrelevancia crece por días. Y el resto... dirán ustedes. El resto serían los diputados de Esquerra, PNV, Junts per Cataluña, Compromis... pero no vamos a engañarnos a estas alturas. Estos partidos son socios de Pedro Sánchez porque le cobran y muy caro su apoyo.
El caso es que hay que echarle cara a la hora de reprochar a la oposición que haga oposición y que no haga la ola al Gobierno. Y eso lo pide Pedro Sánchez que se hizo célebre por su frase del “no es no”.
Ignoro si el PP terminará votando sí o no la nueva reforma laboral, pero de lo que sí estoy segura es que en las mismas circunstancias y con la misma reforma, si fuera Casado quién estuviera en Moncloa, Sánchez se mantendría “no es no”. Menudo es él.