La okupación es noticia casi diaria. Hay algunos casos “comprensibles” (familias pobres, desestructuradas…), pero otros son protagonizados por individuos desalmados que allanan la propiedad de legítimos propietarios que, además de perder el control de sus predios, tienen que pagar los gastos que generan esos “inquilinos”.
Hay miles de casos de propietarios que lloran de rabia e impotencia, desamparados por las leyes que protegen al delincuente y les dejan indefensos. El último ocurrió en A Coruña donde el dueño de un piso contrató su reforma a un albañil conocido que se convirtió durante tres años en okupa, tan desafiante y envalentonado, que llegó a amenazarle de muerte. El dueño denunció por la vía legal, pero como la justicia tardaba en actuar, buscó los servicios de una empresa de desokupación que en 15 días recuperó el inmueble. Eso sí, destrozado.
Por eso, muchas víctimas, indefensas y desamparadas, utilizan su creatividad para recuperar las propiedades por su cuenta con una actuación “de guante blanco”, sin violencia alguna. Ahí van tres casos prácticos de “remedios caseros” que acabaron con tres situaciones de okupación.
El primero lo protagonizó un paisano cuando unos desalmados quisieron incautarse de una finca suya “de cuatro ferrados” y la sembraron de maíz. Al nacer el fruto, el propietario acopló los arados a su tractor, entró en la finca y arrasó con la plantación. Desaparecieron y fue la manera de “recuperar o que é meu”.
Cuando a otro paisano le okuparon su nave industrial comprada con sus ahorros y un préstamo hipotecario, llamó a cuatro amigos “fornidos” y una mañana se desplazaron hasta la nave provistos de unos bastones como únicas armas. Delante de la puerta, advirtió a los okupas con este breve parlamento: “eu merquei esta nave cós meus aforros, ademáis de firmar unha hipoteca. De modo que quero recuperala en 24 horas para poder traballar. Vos veredes”. La respuesta de jefe de los singulares inquilinos fue lacónica: “esta misma tarde marchamos de aquí”. El dueño, al ver cumplida la promesa de los usurpadores, celebró la liberación de la propiedad con sus amigos.
El tercer caso circula por la red. Un grupo de mozalbetes okuparon una finca sin permiso y levantaron un escenario para hacer un festival. El día previsto para el festejo el propietario llenó la cisterna de su tractor de purín y lo esparció por toda la finca con varias pasadas por delante del escenario montado. Se acabó la fiesta.
En países europeos se dotaron de leyes que permiten desalojos en 48 horas mientras que en España, tal como está la legislación, acudir a la justicia es entrar en un largo y costoso proceso. Por eso, sabiendo que nadie puede tomar la justicia por su mano, vean el lado positivo de estos ejemplos. Salen gratis y son una buena forma de ahorrar trabajo a la justicia.