La eólica es una energía clave en el contexto actual de cambio climático y transición energética y su relevancia en Galicia es notable debido a las condiciones naturales del clima. Los vientos abundantes hacen de nuestro territorio un lugar idóneo para la instalación de parques eólicos que generan electricidad limpia y potencian la independencia energética, una ventaja estratégica en el desarrollo de la comunidad.
Los beneficios económicos y sociales son evidentes. La creación de parques eólicos fomenta la inversión y genera empleo en zonas rurales despobladas y faltas de oportunidades laborales y, por tanto, impulsa el crecimiento económico de las comarcas en las que se instalan y fomenta su desarrollo.
Hasta aquí la teoría. En la práctica la eólica gallega está paralizada por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia (TSJG). Acaba de suspender la instalación de otros tres parques eólicos en las provincias de A Coruña, Ourense y Lugo por “impacto sobre ciertos valores ambientales”, por “posible daño a espacios naturales” y porque “algunas infraestructuras del proyecto coinciden con zonas de máxima sensibilidad ambiental”. Son ya 62 los parques bloqueados invocando el concepto jurídico “periculum in mora”, evitar el daño del hecho consumado si se realizan los proyectos. Debido a este bloqueo, Galicia instaló en 2023 0,1 MW, frente a los 105 de Castilla y León, 491,7 de Aragón y 837 de Castilla La Mancha.
Con el parón eólico Galicia pierde peso en esta energía renovable, una seria amenaza para una treintena de proyectos industriales presupuestados en más de 6.000 millones de euros vinculados al suministro de energía verde que el bloqueo pone en peligro. La incertidumbre e inseguridad jurídica espantan a las empresas que se van a otros lugares donde las acogen con los brazos abiertos.
Hay que acatar los autos del TSJG. Pero surgen preguntas y dudas. Estos tres parques paralizados, como los anteriores, contaban con los permisos pertinentes que concede la Xunta hasta 50 megavatios de potencia. ¿Está mal hecha la normativa para la instalación de los parques o están mal concedidas las licencias? ¿Por qué con normativas ambientales similares no se paralizan parques eólicos en las Castillas y en Aragón?
Item más,¿Qué entiende el TSJG por “valores ambientales sensibles”? ¿Son conscientes los magistrados del TSJG de que la energía eólica es una oportunidad para el desarrollo y modernización de Galicia? Deben ser poderosos los argumentos para cortar el camino hacia un modelo energético más limpio, sostenible y acorde a las metas climáticas globales.
El impulso y desarrollo de esta energía podría convertir a Galicia en un referente en Europa y un ejemplo de cómo aprovechar los recursos naturales de manera responsable en beneficio de la sociedad en su conjunto. Pero presiento que estamos ante una nueva oportunidad perdida.