Pero ¿quién diablos es ese Imanol Pradales?

Dentro de apenas tres o cuatro días, uuff, qué alivio, ya no tendremos que hablar y especular sobre las elecciones vascas, porque, el lunes, todo el pescado estará vendido y con bastante probabilidad sabremos que un tal Imanol Pradales será, con el apoyo de los socialistas, el nuevo lehendakari que sustituirá al también peneuvista Iñigo Urkullu, de feliz memoria.


Lo que pasa es que según un sondeo de Metroscopia que obra en mi poder, a fecha 15 de abril había un 44 por ciento de vascos que no conocía ni les sonaba el nombre de Pradales y lo que este representa. Y lo peor: un 35 por ciento de ellos se declaraban votantes del PNV. Claro, es lo que pasa por poner candidatos seleccionados casi por la Inteligencia Artificial, al margen de méritos acumulados en la acción política, solo por el mero afán de cambiar y rejuvenecer rostros.


Y no crea usted que a los candidatos de Bildu y del Partido Socialista de Euskadi les va mucho mejor en esto del conocimiento por parte de los votantes. A Pello Otxandiano, el candidato de Bildu, aunque le han dado la campaña hecha hablando más de él (o contra él) que de todo el resto juntos, no le conocía, también a 15 de abril, un 46 por ciento de los vascos ni un 20 por ciento de los votantes de Bildu (era un 40 por ciento hace un mes, así que ha progresado bastante en la penetración en su potencial electorado). Al socialista Eneko Andueza no le conoce el 45 por ciento de los vascos, e incluso un 40 por ciento de los votantes del PSE confiesa su ignorancia sobre el personaje que, sin embargo, será el que facilite acceder a la presidencia del gobierno vasco al mentado Pradales.


Desconozco el dato concreto sobre el candidato del PP, Javier de Andrés, probablemente más conocido en Madrid, por ser diputado en el Congreso, que en su Euskadi natal. Y confirmo que prácticamente nadie sabe, más allá de las entrevistas que les hacen en algún periódico, quiénes son los candidatos/as de Sumar, Podemos y Vox. Todo lo cual es prueba evidente de que la campaña vasca ha pasado sin pena ni gloria, con debates desangelados, con ficticias polémicas sobre ETA, que dejó de existir hace doce años, o sobre una independencia que ya casi nadie allí quiere.


Claro, cuando las polémicas son ficticias, o desmesuradas, interesan poco a la gente, desinterés que ha sido patente durante toda una campaña en la que ideas, pocas, y en la que todo se ha centrado en el porqué del ascenso de Bildu en la intención de voto de los jóvenes y por qué alguien tan cuestionable como Arnaldo Otegi aparece ahora como una especie de padre bonachón de una formación en alza. Los tiempos cambian que es una barbaridad y frecuentemente no somos capaces de aprehender tanto cambio, y menos de asimilarlos.


Así que ya digo: estarán Pedro Sánchez y Feijoo, entre otros (Yolanda Díaz también) tratando de caldear el voto en los respectivos cierres de campaña de sus respectivos candidatos, y hasta el president de la generalitat catalana, Pere Aragonés, andará por tierras vascas para apoyar a Bildu. Y el lunes todo lo habremos olvidado y los vascos se irán, poco a poco, a acostumbrando a los nuevos rostros que poblarán los espacios del poder político, mientras el resto de la nación andará ya mirando hacia otro lado, hacia Cataluña seguramente, que eso sí que va a tener miga y allí sí que se conoce bien a todo el mundo.

 

Pero ¿quién diablos es ese Imanol Pradales?

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