Prisa, PISA y Savater

El informe PISA alertó de un déficit, entre otros, en la capacidad de comprensión de los textos por parte de los alumnos españoles. Carencias que no han pasado inadvertidas a un gobierno social y de talante progresista, pese a estar inmerso en la ardua tarea de tener que reinterpretar y reescribir una y otra vez los renglones torcidos con los que el prófugo y sus afines escriben la larga lista de agravios sufridos durante la asonada civil. 


No entienden en ellos la persecución del delito; les falta, se ve, compresión legal de los principios democráticos. 


Aun rehén de ese desaliento, el líder y presidente ordenó la asignación de una partida presupuestaria capaz de afrontar el reto educativo. 


La media es de sencilla comprensión: problema, dinero y la difusa voluntad de realizar un exhaustivo diagnóstico de los motivos. De este modo, –todos sabemos leer entre líneas– la cuestión quedó saldada.


No obstante, el diario el País, periódico de naturaleza progresista, hizo con Savater, quizá sin desearlo, porque aparentemente nada tenía que ver, una aportación, inteligente, osada, revolucionaria por reaccionaria, la inmediata expulsión de las páginas de opinión del filósofo.


“Muerto el perro, se acabó la rabia”. Que hay dificultad entre el alumnado con la comprensión de los textos, se elimina a los pensadores, a los escritores y a todo aquel que tenga la osadía de resultar incompresible a nuestra entendida prole.

Prisa, PISA y Savater

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