Sánchez ya tiene lo que quería, seguir siendo presidente aún habiendo perdido las elecciones. Para ello ha tenido que abjurar primero de todo lo prometido y luego entregarse a los enemigos España. Porque son ellos mismos lo que lo dicen y proclaman, que quieren separase y destripar su Constitución, a la que insultan llamándola Régimen del 78 para asimilarla al franquismo.
Nunca han estado más cerca de conseguirlo. Por una sencilla y simple razón, por la sencilla y simple razón. Sánchez ha cambiado de bando, se ha pasado a quienes nunca han ocultado cuáles son sus intenciones y se ha llevado uncido a su ramal a un PSOE que solo es ya la voz de su Caudillo. Si un día este dijo que sus ahora aliados y socios eran perversos y destructivos y los traería de las orejas para juzgarlos y lo aplaudieron entusiastas, ahora les ha dicho todo lo contrario, que son oro molido y con quienes ha de construirse el futuro, y palmotean como posesos.
El esperpento se ha repetido ya tantas veces a lo largo de todos estos años que no solo se considera “normal” sino que se le da la categoría de cúspide del talento político. La mentira, la traición y la infamia han pasado a ser para una parte de la ciudadanía y de la tropa mediática,virtudes y ejemplares pautas de conducta. Con el añadido de que quienes no compartan tales mandamientos, a los que se proclama por ellos mismos como progresistas, son de inmediato estigmatizados como peligrosos fascistas. Ese es el escenario en que andamos metidos y en que seguiremos inmersos, pues a quienes forman parte de la tramoya, ni a Sánchez, su apéndice Yolanda y, por el otro, separatistas y herederos etarras, les interesa lo mas mínimo romperla, durante los próximos años. Pero sí que ahora un telón ha caído. La primera escena, la de la entronización sanchista se ha consumado y ahora comienza el segundo acto: el del cobro por la parte acreedora. Sabemos ya parte, aunque no toda, pues siguen urdiendo el pago con la misma nocturnidad y escalo que perpetraron el trato, y a lo que ya estamos comenzando a asistir es al espectáculo de los ladrones y golpistas, laureados y bajo palio, insultando a quienes defendieron nuestras leyes y humillándonos con grandes risotadas a todos quienes suframos el tener que asumir el coste. Porque Sánchez para conseguir sus propósitos no piensa pagar un real ni es a su madre a la que vende, pagamos nosotros todos, incluidos la masa de a pie de sus palmeros, y es nuestra madre, la patria común de todos los españoles, la que se entrega como sierva.
Vamos a vivir tiempos de zozobra, los estamos ya viviendo, otros están en diseño, como el Referéndum y algunos vendrán en los que el listón de oprobio que se supere estará tinto de sangre.