No creo que Sánchez sea un hombre de principios firmes, es más, no creo que tenga principios salvo los que comparte con Groucho Marx quien, como saben, tenía principios variables en función de la situación. Pero hay que reconocerle que a suerte le acompaña y no es por casualidad. Cuando uno es permeable y está dispuesto a todo es fácil lograr acuerdos porque cualquier acuerdo alcanzado cabe siempre dentro de esos principios variables que el presidente tiene. De verdad no creo que los españoles que le votaron crean que ir de la mano de Bildu y de Puigdemont es bueno para España, pero Sánchez ha conseguido que el brazo político de ETA o el prófugo catalán sean interlocutores válidos en la política española, los ha blanqueado y una gran parte de la población le ha comprado el discurso. El resultado es que España está en venta, hasta Puigdemont habló de “subasta” cuando negociaba con los enviados de Sánchez, un ejercicio se sinceridad que debiera repugnar a cualquier español demócrata sea del color que sea. Ahora la estabilidad del futurible gobierno Frankenstein XX plus irá dependiendo de las subastillas semanales que los proetarras y los separatistas catalanes le vayan planteando al presidente. Será un referéndum de autodeterminación, una amnistía, el perdón de la deuda catalana o la liberación de los presos etarras, esto y todo aquello que pueda debilitar a España y a nuestro estado de derecho porque este es el gran objetivo de los socios de Sánchez. Nadie cree que los separatistas que golpearon la constitución o los filo etarras que ponen cara y voz a los restos de la banda terrorista, tengan el más mínimo interés en que a España le vaya bien, estos cánceres de nuestra democracia han llegado a la conclusión de que a ellos les va mejor con Sánchez y este, preocupado únicamente por su sillón en la Moncloa, está dispuesto a todo por permanecer en palacio. ¿Pueden exigir los socios de Sánchez un referéndum sobre la monarquía? ¡Pues claro! Y sobre todo lo que se les ocurra porque sus votos en el parlamento harán falta cada semana, sin ellos Sánchez no saca adelante un presupuesto ni una ley y los “socios” de Sánchez quieren acabar con la constitución y lo que llaman el régimen del 78 o lo que es lo mismo, con la transición política que alumbró nuestra democracia cuando los etarras mataban cada día a servidores públicos y extorsionaban a empresarios hasta conseguir que miles de vascos abandonaran su tierra pero no el miedo que les perseguía a donde fueran. El resumen del resumen es que España está en manos de los que la odian, ellos marcarán la hoja de ruta y cuentan para ello con un Sánchez crecido que observa con indiferencia como España se estrella. Nadie sabe a qué acuerdos han llegado ¡olé por la transparencia!, pero tampoco sabemos hacia donde quiere Sánchez llevar a España como nación y lo más esperpéntico de todo es que millones de españoles votaron a este Psoe irreconocible que se parece más a una secta que a un partido de estado. No ganó las elecciones, eso es verdad, pero su falta de escrúpulos le sitúa en una posición de indolencia le permite disfrutar del poder en su peor versión y a costa de no sabemos que, pero nadie duda que los millones de españoles que viven en 15 autonomías del estado, están en manos de dos partidos a los que España les da alergia y que seremos todos los españoles los que pagaremos sus caprichos todo con tal de que Sánchez resida en la Moncloa. Un alto precio que no tardaremos mucho en cuantificar.