La verdad de las mentiras

Casi todo ha sido dicho acerca del silencio de Pedro Sánchez a lo largo de las intervenciones de Alberto Núñez Feijóo en el debate de la sesión de investidura. Incluido el avieso cálculo político de quien permaneció callado para no correr el riesgo de tener que reconocer las informaciones facilitadas por los dirigentes de ERC y Junts sobre sus acuerdos con Sánchez para facilitar una amnistía a todos los procesados por su participación en el intento de golpe del “procés”.


Todos sin exceptuar a los encausados por diversos tipos de desórdenes públicos cometidos en el transcurso de los tumultos y forcejeos con los policías en los actos con violencia que rodearon la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017.
Pese a su proverbial familiaridad con las mentiras -él las considera simples cambios de opinión- en esta ocasión Sánchez evitó que alguna de sus respuestas a las preguntas directas de Núñez Feijóo acerca de sus pactos con los separatistas quedara constancia en el Diario de Sesiones. Calló en el Congreso pero habló al día siguiente en un mitin celebrado en La Rinconada (Sevilla) para ¡llamar mentiroso¡ a Núñez Feijóo.


El mundo al revés. Sánchez no tiene límites. Freud había señalado que le traicionó el subconsciente. O algo peor: la nula percepción acerca de su extraña forma de relacionarse con la verdad. Pero en este caso el calendario, la agenda política de estos días, le va a emplazar a desvelar su juego tras aceptar el presumible encargo de SM el Rey para intentar someterse a una sesión de investidura. Llegado el momento tendrá que revelar los apoyos con los que cuenta para conseguir el número de votos suficiente. Y entonces saldrán al escenario los portavoces de ERC, Junts y EH Bildu -junto a Sumar los costaleros de su investidura-quienes tras explicitar lo que consiguen a cambio de apoyar la investidura descorrerán una parte del velo de los acuerdos alcanzados con Sánchez.


Entra dentro de lo posible que Sánchez niegue el pacto para celebrar el referéndum que le reclaman los separatistas catalanes envolviéndolo en el artificio de una consulta y disimulando con parecido eufemismo la concesión de la amnistía. Pero tendrá que retratarse. Será el momento en el que emergerá la verdad de sus mentiras. Y en ese momento España entera reconocerá al arribista capaz de todo con tal de seguir en La Moncloa. Un personaje que no acierta a conformarse con ser gestor de la cosa pública y se comporta como si fuera el propietario del Estado.  

La verdad de las mentiras

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