Vientos de cambio

Se anuncian vientos, y no estoy hablando de los que, desde la semana pasada, nos informa la Aemet. Se anuncian tiempos de cambio según nos traslada el calendario lunar chino. Me gusta conocer las distintas culturas, sus calendarios, su medida del tiempo, ya que en no pocas ocasiones me ha ayudado a entender las dinámicas de mis clientes en el extranjero y sus ritmos de cara a plantear buenas negociaciones o el día a día en nuestras relaciones comerciales.


Esta semana se inició el Año Nuevo Chino, dando la bienvenida al signo de la Serpiente de Madera, un símbolo cargado de significados profundos que nos invita a reflexionar sobre la transformación y el crecimiento personal. La serpiente, en la cultura china, es emblema de sabiduría, intuición y regeneración. Su capacidad para mudar de piel representa la renovación constante, la habilidad de dejar atrás lo que ya no nos sirve y abrazar lo nuevo con entusiasmo. El elemento madera, por su parte, simboliza crecimiento, vitalidad y expansión. Juntos, nos sugieren un año propicio para la introspección y la evolución personal.


Pues año nuevo chino o no, serpiente de madera o no, siento en mí y siento a mi alrededor esos vientos de cambio. No son los primeros, ni serán los últimos. En más de una ocasión me habréis oído (o más bien leído) hablar de cambios en mi vida. Si, el cambio es una constante, aunque a menudo nos resistimos a él. Nos aferramos a rutinas, relaciones y patrones que, aunque conocidos, pueden estar limitando nuestro desarrollo. La llegada de la Serpiente de Madera nos brinda la oportunidad de cuestionar estas ataduras y considerar la posibilidad de una metamorfosis personal.


Al igual que la serpiente deja atrás su antigua piel, podemos preguntarnos: ¿Qué aspectos de nuestra vida necesitan ser renovados? ¿Qué hábitos, pensamientos o relaciones ya no contribuyen a nuestro bienestar? Este es el momento ideal para soltar cargas innecesarias y abrir espacio para nuevas experiencias y aprendizajes.


Por su parte, la madera, con su naturaleza flexible y en constante crecimiento, nos enseña la importancia de adaptarnos a las circunstancias y buscar siempre nuestra mejor versión. Es un llamado a nutrir nuestras raíces, fortalecer nuestros valores y, al mismo tiempo, permitirnos crecer y expandirnos hacia nuevas direcciones.


Vientos de cambio, externos e internos, vientos meteorológicos y vientos emocionales. Una buena ocasión para mirar hacia dentro, reconocer nuestras fortalezas y debilidades, y comprometernos con nuestro propio crecimiento. Abrazar el cambio, no como una amenaza, sino como una oportunidad para reinventarnos y avanzar hacia una versión más auténtica y plena de quién ya somos y aún no nos atrevemos a ser. El proceso de cambio puede ser incómodo, sin embargo, es vital para nuestro crecimiento. Imaginad esa piel que se desprende, debajo de la cual ya luce nuestra faceta más brillante. Como todo proceso, implica paciencia, constancia y ante todo confianza en nuestras capacidades.


Mientras el mundo celebra el inicio de un nuevo ciclo lunar, te invito también a hacer una pausa para celebrar tu propia capacidad de cambio. Permitámonos soltar lo viejo, abrazar lo nuevo y avanzar con certeza hacia un futuro lleno de posibilidades. Porque, al final, la verdadera celebración está en el constante renacer de nuestro espíritu y como dice Oprah Winfrey: “Huye de la historia que te frena. Lánzate a la que estás dispuesto a crear”.

Vientos de cambio

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