Al calor climatológico que estamos padeciendo tenemos que añadir el aumento térmico que está produciendo las intenciones parlamentarias buscando el voto para alcanzar una mayoría que permita gobernar a la fuerza política que la consiga y no tengamos que volver a enfrentarnos a las urnas en fechas navideñas provistos de guantes y bufanda.

Presidente en funciones y líder de la oposición-Sánchez y Feijóo- se cartean con encabezamiento de máxima cercanía pero con unos contenidos diametralmente opuestos. Uno reclama su derecho a la investidura como la fuerza más votada, y el otro le responde que sume sus votos parlamentarios para ver si le llegan para recibir la aprobación de la Cámara baja.

Nada nuevo bajo el sol parlamentario donde la mayoría de votos afirmativos frente a los negativos deciden la confianza para presidir el Gobierno y nombrar al ejecutivo correspondiente.

Cada uno de los políticos intenta conseguir el mayor número de votos que le otorgue la confianza parlamentaria. El caladero para uno es el amplio arco parlamentario de izquierdas, nacionalistas, independentistas, regionalistas…Todos juntos pueden darle una mayoría suficiente –si el voto es afirmativo– a Sánchez, pero a cambio de una serie de concesiones que de llevarse a la práctica seguirán fracturando el Estado Español y deteriorando instituciones. El otro candidato tiene que sumar votos más a su derecha y conseguir que al menos el grupo nacionalista, que elección tras elección va perdiendo votos en la País Vasco, se sume a su propuesta.

Uno, el actual presidente en funciones, lo tiene más fácil, dentro de la gran dificultad que reporta la decisión y con la finalidad de reeditar un nuevo ejecutivo en coalición que en los últimos cuatro años estuvo más que dividido. El otro apenas tiene posibilidades si es que no se remueven internamente votos descontentos en algún partido, cosa bastante difícil e improbable.

Voto a voto. Diputado a diputado Ese es el trabajo veraniego de captación de los dos políticos que pretenden gobernar a España.