Una lesión que provoca un orificio entre el canal de parto y la vejiga o el recto. Así se define la fístula obstétrica, un problema que afecta a medio millón de mujeres y niñas en África Subsahariana, Asia, Oriente Medio, América Latina y el Caribe, según datos de Naciones Unidas, y que es sencillo de prevenir en países industrializados, donde apenas se registran casos.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas la define como una de las lesiones más graves y trágicas que pueden ocurrir durante el parto. Ocasiona como consecuencia la incontinencia de orina y heces, además de estar asociadas a una elevada morbilidad y afecciones referidas a la salud mental. Esta situación suele provocar aislamiento social, depresión y una profundización de la pobreza, puesto que la fístula obstétrica se presenta principalmente en mujeres y niñas que viven en situación de miseria y contextos de marginalidad, lejos de los servicios médicos a los que no pueden permitirse acceso.
Esta lesión se produce con frecuencia entre adolescentes que se quedan embarazadas antes de que la pelvis esté plenamente desarrollada, así como en embarazos gemelares, cuando el bebé se presenta en una mala posición o en cuadros de desnutrición, entre otros factores fisiológicos.
La obstetra-ginecóloga Catherine Hamlin, nacida en Australia y fundadora de la lucha moderna contra la fístula obstétrica, se mudó a Etiopía en 1959 y desde entonces intentó solventar el estigma y sufrimiento al que se enfrentan las mujeres con fístula obstétrica mediante la realización de constantes intervenciones y la creación de hospitales especializados en el tratamiento de la lesión. Su sueño era lograr la erradicación, pero tras fallecer en 2020, el cometido sigue en manos de la campaña mundial iniciada hace más de dos décadas y liderada por el Fondo de Población de la ONU (UNFPA). Esta se materializa en un compromiso mundial con la prevención y tratamiento holístico, incluida la reparación quirúrgica y la reintegración y rehabilitación social.
El progreso ha sido significativo, pero aún no se sigue trabajando en el objetivo, que implica la eliminación de la fístula obstétrica en 2030. Desde 2023, UNFPA ha prestado asistencia en 121.000 casos, el 80% de los países han establecido mecanismos de reintegración de las supervivientes y un 54% han incluido servicios de salud mental dentro de la fístula.