Lucía Camba es educadora, especializada en crianza y alimentación infantil, pero además está detrás del popular perfil Malumecuida, un proyecto de divulgación educativa, familiar y de salud que apoya a las familias a través de las redes sociales, talleres y cursos que imparte. Con más de 70.000 seguidores, se ha convertido en un apoyo para madres y padres de todo el mundo que necesitan acompañamiento en la emocionante tarea de la crianza. Lucía tiene una niña de 5 años a la que ha amamantado hasta los 4, promoviendo así la lactancia materna prolongada. Su experiencia personal y profesional se entrelazan, y eso ha sido un ejemplo y apoyo para otras madres que consideran este camino para el desarrollo y bienestar de sus hijos.
- ¿Qué te motivó a optar por la lactancia materna prolongada hasta los 4 años?
- La verdad es que nunca lo tuve en mente, aunque sí que tenía claro que me gustaría dar lactancia materna. Sin embargo, tampoco confiaba al cien por cien en mi cuerpo, pero a medida que lo fui viviendo de manera presente también cambió mi parecer. Creo que lo que realmente me motivó fue cuando ya estaba en medio del proceso de hacer lactancia materna. Entre sus crisis y épocas duras, pasaba un año, dos años... y así hasta llegar a los cuatro. En especial, estaba ahí el hecho de que hacía algo bonito e importante para el desarrollo de mi bebé. Y al final, en el fondo, me daba un poco de pena dejar la lactancia.
- ¿Cómo describirías tu experiencia general con la lactancia materna prolongada?
- Tengo que decir que mi experiencia general ha sido buena. Es bien cierto que mi bebé, cuando vino a este mundo, se me enganchó muy bien al pecho y no tuve grandes complicaciones. Sé que esto es una suerte muy grande, ya que muchas veces las desmotivaciones en cuanto a mantener la lactancia vienen porque el bebé no se agarra bien debido a que hay momentos críticos de dolor que te hacen abandonar muy pronto. Al principio tenemos que controlar mucho cómo funciona nuestro pecho, es decir, seguir tu instinto y ver cómo te vas sintiendo en el proceso. En mi caso, también ha hecho acto de presencia la mastitis, pero a pesar de ello ha sido, por lo general, un camino de rosas.
- ¿Cuáles consideras que han sido los mayores beneficios para ti y tu hija al practicar la lactancia materna prolongada?
- Los beneficios para mi hija, creo que han sido increíbles. Si bien es cierto que actualmente hay estudios suficientes donde sabemos la realidad de los beneficios de la lactancia materna, no hay nada que cubra lo mismo que esta. A veces nos amparamos mucho en el “yo voy a darle el biberón a mi hijo porque al final va a crecer igual que con la lactancia materna”. Y sí que es cierto, un bebé con leche de fórmula va a crecer perfectamente, pero también hay ciertos beneficios de la lactancia que no los produce el bebé por sí solo.
La leche se adapta a las necesidades del bebé, incluso ante procesos víricos. Por eso creo que uno de los grandes beneficios que le he podido dar a mi hija ha sido la lactancia. Además, me acuerdo de que nos cuadró un poco en la época de la COVID, así que estaba más esa sensación de que cuanto más larga fuera nuestra lactancia más defensas tendría el bebé en el caso de sufrir de COVID u otras enfermedades. Hay bastantes beneficios en el aspecto de la salud del bebé, pero también hay otros muy interesantes a nivel de desarrollo emocional, psicológico y motor.
En cuanto a los beneficios para mí misma puedo hablar, por una parte, del lado emocional, pues sentir que tu papel como madre no va a depender de ser mejor o peor en la lactancia es algo muy tranquilizante. Esto es algo que quiero dejar muy claro: no vas a ser más o menos madre por dar el pecho o no. Pero sí que es cierto que a las madres que decidimos dar el pecho nos aporta un beneficio psicológico en nosotras mismas, pues sientes que estás haciendo algo bueno. Como dice el gran Carlos González: “Le estás dando un regalo para toda la vida”. Y yo, al menos, sí he visionado el proceso de esta manera. La lactancia también tiene otros muchos beneficios para la madre en cuanto a la prevención de cáncer de mama y de útero.
- ¿Qué desafíos has enfrentado durante este tiempo y cómo los has superado?
- Aquí es donde se encuentra, quizás, esa parte no tan bonita de la lactancia materna. Uno de los mayores desafíos ha sido el enganche que nace en la diada mamá-bebé a través de la lactancia, haciendo que muchas veces cueste llevar a cabo decisiones de disminuir o dejar la lactancia ya que se genera un vínculo muy potente. Aunque, quizás, el desafío más complicado en nuestro caso ha sido el no dormir. Incluso si no hay un estudio especialmente claro sobre ello, sí que es cierto que los bebés de lactancia materna, por lo general, se despiertan un poco más que los de fórmula. Cuando un bebé toma el pecho se producen dos tipos de succiones, nutritiva y no nutritiva, esta última es la que se suele confundir con el típico "tu bebé te está usando de chupete", esto no es cierto, siguen siendo tomas también muy importantes en su día a día y aunque a las madres a veces nos resulte agotador, nuestros bebés las necesitan. Aquí el problema es que no solo tenemos que criar a un bebé si no que a esto hay que sumarnos una enorme e infinita lista de quehaceres, esa agotadora carga mental que dificulta todavía más una lactancia placentera. En mi caso fue lo más duro, un total desafío resistir tantos despertares durante la noche, ya que mi hija me reclamaba cada hora o menos pidiendo su toma de teta. Esto se me hizo más bola sobre todo cuando ya era una lactancia prolongada, a partir de los 18 meses, pues mi hija me pedía hasta siete tomas nocturnas diarias. Como se me empezó a acumular un poco el cansancio decidí ir reduciendo su frecuencia, así que con mucho cariño y acompañamiento conseguimos una toma para dormir y otra al despertarnos, sumadas a las del día llegando sin darnos cuenta a los 4 años.
En momentos así es muy importante sentirte arropada por tu pareja y tu entorno, ya que hay numerosas crisis relacionadas con su crecimiento, sueño o necesidad de aumento de producción de leche y suelen confundirse con que hay algo que no funciona con nuestro pecho. Ahí es donde muchas veces se suelen dejar las lactancias. Yo soy consciente de que quizás no todas las mujeres vivan el proceso de lactancia igual y no por ello una es peor o mejor que la otra. En temas de resiliencia cada una tenemos un nivel diferente. Y en cuanto al tema de la lactancia materna, aunque hay momentos muy bonitos de vínculo, sí que es verdad que a veces quedan a un lado porque las madres nos tenemos que incorporar a trabajar a los cuatro o cinco meses y ya comenzamos a agobiarnos con este momento desde el principio de su nacimiento.
Yo, por ejemplo, este desafío lo tuve en su momento porque tenía que incorporarme a un proyecto laboral que me hacía especial ilusión, pero por ciertas circunstancias personales, sumadas al momento de la lactancia, cancelé mis planes profesionales para poder estar más tiempo con mi hija. Ahí fue donde me lancé al emprendimiento, comenzando en el gran reto de ser autónoma para ver si así podía compatibilizar mejor mi lactancia y crianza, siempre digo que mi proyecto "MALUMECUIDA" se gestó en la teta, muchas horas dando el pecho donde al mismo tiempo trabajaba con el móvil. Sin duda uno de los mayores desafíos que tienen muchas madres es poder compaginar una lactancia materna con la vida profesional. A fin de cuentas, la sociedad española todavía no está preparada para favorecer la lactancia de las madres.
- ¿Cuáles son los mitos más comunes que has escuchado sobre la lactancia materna prolongada?
- En la crianza en general todavía están muy presentes muchísimos mitos y por supuesto en temas de lactancia materna tenemos medalla de oro. Por un lado se le resta protagonismo constantemente poniéndola en un segundo lugar respecto a los alimentos, principalmente cuando iniciamos la alimentación complementaria, la lactancia materna debe ser exclusiva hasta los 6 meses, siendo después el alimento principal hasta el año de vida, nuestra leche no pierde propiedades ni se convierte en agua como nos han hecho creer en muchas ocasiones. Es más, según la OMS, los bebés son considerados lactantes hasta los 2 años de vida y a partir de ahí es cuando se etiqueta la lactancia de “prolongada”. Personalmente, a veces me han llegado a decir “oye, pues ahora que está comiendo más quítale tomas de pecho o biberón”. Pero no, es muy importante tener información para derribar estos mitos, siendo conocedoras de que las tomas tienen que ser, a demanda. También nos hacen perder la confianza en nuestros cuerpos, en mi caso me decían “tu pecho al ser pequeño no va a producir suficiente leche” y ¡vaya si tenía, hasta 4 años! También están las crisis comunes en los primeros meses de vida del bebé, como la de los quince días o la de los tres meses, donde el bebé tiene como una especie de pelea con el pecho. El entorno de la madre lo suele confundir y dice “a lo mejor tu leche no le llena” culpabilizando a la madre cuando realmente no tiene nada que ver con eso. Dar el pecho de manera prolongada no es ninguna modernidad, tampoco genera niños y niñas más dependientes y por supuesto no es malo para los huesos de las madres, como en alguna ocasión he tenido que escuchar. Tenemos que creer y confiar más en nuestro propio cuerpo y seguir una vez más, nuestro instinto.
Volviendo a la consideración de la OMS, donde los bebés son lactantes hasta los 2 años, podríamos incluso enmarcar en un “mito” estos plazos, en muchos hogares, dar el pecho a un bebé hasta los 2 años podría parecer una utopía y esto es provocado por el enorme choque entre la realidad o necesidades de la industria y las necesidades reales de los bebés. Personalmente siento que nos estamos olvidando de ellos a consecuencia de esta vida tan cosmopolita y enfocada en la productividad, parecemos más modernos por utilizar muchos artilugios e inventos que se supone que están ahí para facilitarnos la vida a los padres pero en realidad nos estamos alejando de los cuidados más importantes en sus primeros años de vida. Esto provoca que olvidemos las necesidades reales de un bebé, que son vincularse con sus figuras de apego, en este caso a su madre, porque lógicamente es la que le dará el pecho. Lo que esta sociedad desencadena son madres en el baño, como buenamente pueden, extrayéndose leche de los pechos, a escondidas, con gritos silenciosos deseosos de ayuda pero que todavía no son tenidos en cuenta.
- ¿Hay alguna realidad sobre la lactancia materna prolongada que crees que las personas deberían conocer más?
- Creo que lo que sería muy bonito es que la sociedad cada vez fuera más consciente de los beneficios que tiene mantener la lactancia en bebés más allá de los 6 meses. Parece que nos sigue asustando ver a un bebé que ya camina, agarrado al pecho de su madre, pero considero que aquí hay un problema directo de la sociedad, pues creo que hay una tendencia a sexualizar esta acción. Si tú estás en un restaurante dándole el pecho a tu bebé de dos o tres años y alguien se siente ruborizado por esta acción siento que el problema lo está teniendo esta persona. Las madres necesitan mayor acompañamiento en sus lactancias, por ello, una vez más, la educación y los valores son claves en cualquier sociedad. Si la mayoría de nuestros niños y niñas fueran amamantados por más tiempo, los beneficios serían todavía más significativos y no solo en su desarrollo si no que también la ciudadanía sería receptora de las ventajas de ello en relación al ámbito emocional.
Las mujeres nos tenemos que arropar muchísimo, tenemos que formar más tribu con el tema de la lactancia, da igual que sea materna o de fórmula, pues no vas a ser mejor o peor madre elijas una o la otra. También tenemos que velar por esas madres que han intentado la lactancia materna y no lo han conseguido, pues es un trance complicado por el que pasar.
- ¿Recibiste apoyo de profesionales de la salud durante tu periodo de lactancia?
- Hoy en día tenemos mucha información a nuestro alcance, pero falta más acompañamiento, una vez que sales del hospital con tu bebé en brazos, las madres se enfrentan a una enorme soledad y aquí incluimos el intenso camino de la lactancia. Necesitamos más arrope por parte de profesionales sanitarios así como de nuestras familias, a pesar de que es cierto que cada vez hay más apoyo, todavía aún falta mayor conciencia e información veraz en este tema. Yo siempre le digo una cosa a las madres y es que uno de los mejores regalos que te puedes hacer cuando vas a “nacer” como mamá es buscarte la vida: tener una red de apoyo, buscar información y referentes que te acompañen en este nuevo viaje tanto físico o virtualmente.
Por eso yo, aunque la lactancia no es una de mis especialidades, sí que es verdad que he ido leyendo mucho desde el embarazo al igual que he asistido a cursos destinados a las futuras mamás. También durante el embarazo busqué las asociaciones de lactancia en mi ciudad, cosa que recomiendo a todas las madres pudiendo acudir a sus reuniones y conocer las experiencias de otras madres, cabe destacar también la figura de las asesoras de lactancia, su papel puede ser clave en lactancias más difíciles. Además si vives en un pueblecito remoto y no tienes acceso a un centro de salud con figuras de apoyo en el ámbito de la lactancia tenemos la gran suerte de que hoy en día gracias al mundo digital podemos encontrar red en multitud de plataformas y profesionales a pesar de los miles de kilómetros que nos pueden separar.
- ¿Cómo ha sido el apoyo de tu entorno familiar y social respecto a la lactancia materna prolongada?
- Sí que es verdad que en mi caso tengo la suerte de que mi marido es médico y, por lo tanto, es muy conocedor del beneficio de la lactancia materna. En este sentido me apoyaba firmemente en esa decisión, aunque también me hubiera apoyado si yo hubiera decidido dar la lactancia de fórmula.
En cuanto al apoyo familiar podría decir que tampoco hubo mucho, pero sobre todo por la desinformación, ya que vengo de una madre de lactancia de fórmula que no creía en su propio cuerpo, así que esa inseguridad se termina trasladando un poco. Como anécdota, mi entorno también le chocaba mucho ver a mi hija crecer sin chupete, algo que suele ser más frecuente en bebés de lactancia materna. Es por ello que yo también acompaño a muchas madres en el proceso de la maternidad, ya que veo mucho la soledad del entorno familiar. También he de decir que no creo que lo hagan por mal, sino por desconocimiento. Lo malo es que esto muchas veces, entre tanta opinología, las madres acaban agotadas psicológicamente, así que deciden darle el biberón de fórmula al bebé. Sin embargo, a lo mejor lo que necesita realmente esa madre no es que le tengan preparado un biberón de fórmula ahí detrás, sino un poco de acompañamiento, un “lo estás haciendo bien”, un “vamos a buscar ayuda” , a veces las palabras pueden ser el empujón perfecto para seguir en momentos donde las hormonas y el cansancio nublan tu realidad.
- ¿Qué consejos le darías a otras madres que están considerando la lactancia materna prolongada?
- Lo primero es que me focalizaría en dar lactancia materna, porque si de primeras nos centramos en dar lactancia prolongada quizás nos podemos agobiar un poco, pues hay muchos retos. Por ello, el consejo que yo le daría a una madre que quiera dar lactancia materna es informarse mucho durante el embarazo, sentir que tiene cerca referentes especializados en el área. También aconsejo que se busque su pequeña tribu con otras madres en las mismas circunstancias, porque al final, cuando eres madre, hay mucha soledad al respecto incluso en el ámbito de las amistades. Si hay algo que debe tener claro cualquier mujer que está embarazada o que me esté leyendo ahora mismo, es que ya no va a ser la misma. Ha nacido una mamá o se reconvertirá en una nueva mujer, por lo que se irá adaptando poco a poco a una nueva vida. La lactancia es una auténtica montaña rusa de emociones. Habrá momentos preciosos, íntimos y compartidos con el bebé que serán imborrables. Pero, por desgracia, habrá otras situaciones que habrá que ir llevando, pues la lactancia materna no se puede idealizar. A veces es un poco sacrificada y tienes que aguantar por los beneficios que tiene.