El agente de Criminalística de la Guardia Civil que realizó la inspección de la casa de Muimenta aseguró este jueves en el juicio por la muerte de la pequeña Desirée Leal que las pruebas recogidas en el lugar de los hechos “no concuerdan con un envenenamiento o intoxicación por un medicamento” y expresó su convencimiento de que fue la madre, Ana Sandamil, la que “mató a la niña”.
Este agente explicó que se realizaron dos inspecciones diferentes en la casa de Muimenta. Una primera cuando llegaron al lugar con la idea de que una niña había muerto como consecuencia de la ingesta accidental de medicamentos y, otra, al día siguiente, cuando vieron que los indicios recabados no concordaban con esa versión de los hechos.
Al día siguiente, explicó, regresó a la vivienda de Muimenta con material específico para buscar otras pruebas, como la presencia de fluidos en distintos lugares de la habitación, lo que permitió identificar las salpicaduras que había en las paredes y los restos de sangre, además de tomar muestras para su posterior análisis.
En función de esas pruebas, el agente hizo una recreación en el juicio de lo que pudieron ser los hechos. “Si la niña está en la cama y la madre intenta darle a beber un líquido, el que sea, y ella no quiere, es compatible con que pegue un manotazo”, lo que explicaría las gotas halladas en la pared, en trayectoria ascendente, “de abajo hacia arriba”.
“Imagínense que la niña no quiere tomar nada de eso, se levanta y sale corriendo. La madre la coge y la tira al suelo. Allí puede asfixiarla, o lo que haya pasado allí”, añadió.
Recordó, en ese sentido, que había “más sangre en el suelo que en la cama. Pudo haberla matado en el suelo o en la cama, pero hay más sangre en el suelo”.
También encontraron en el lugar de los hechos “un cojín”, en el que aparecieron “sangre y saliva de Desirée”, además de “restos biológicos de la madre”.
“No hay terceras personas”, apostilló.
En cuanto a la sangre que hallaron en la habitación, la atribuye a la rotura “del labio” de la niña, mientras que la que tenía el cadáver de Desirée y su pijama, puede deberse a que trató de “defenderse”.
En la cuarta jornada del juicio también prestaron declaración las psiquiatras que atendieron en distintos momentos a Ana Sandamil cuando fue ingresada, después de la muerte de su hija y de su supuesto intento de suicido.
La psiquiatra que se hizo cargo de su cuidado durante los casi tres meses que estuvo ingresada en el hospital tras la muerte de su hija, ratificó que le diagnosticó un “cuadro psicótico”, porque tenía “síntomas” compatibles con esa patología.
“Yo creo que esa noche estaba psicótica”, dijo en relación con el día en el que murió Desirée Leal, así como que “tenía sus facultades alteradas de forma grave”.
La doctora también dijo, a preguntas de la acusación, que “durante mucho tiempo no fue consciente de que se la acusaba a ella” de la muerte de su propia hija y pensaba “que ella no tenía nada que ver”.
A su juicio, Sandamil no pudo “simular esos síntomas”, pero también reconoció que no le practicó ninguna prueba específica para confirmar ese criterio, así como que toda la información que recibía en relación con el caso era por boca de la propia Ana Sandamil, que era su paciente, o de sus allegados, fundamentalmente del padre, la madre y su exnovio.
También aclaró que, durante sus conversaciones el hospital, llegó a contarle “ciertas cosas” del día de autos, como que había “encontrado a la niña” muerta y “había intentado reanimarla”, aunque “claramente” no llegó a contar “todo lo que ocurrió esa noche”.
Además, precisó que durante el tiempo que permaneció ingresada no volvió a manifestar una “sintomatología delirante” de ese tipo, ni tampoco un comportamiento agresivo.
La psiquiatra que estaba presente cuando agentes de la Policía Judicial le comunicaron a Ana Sandamil su ingreso en prisión provisional como sospechosa de la muerte de su hija Desirée Leal afirmó que la madre no tuvo “ningún tipo de reacción” a ese anuncio, como si ya se esperase ese desenlace.
"La paciente no tuvo ningún tipo de reacción. Me hizo pensar que, probablemente, se esperaba algo así. Pero no puedo asegurarlo al cien por cien", ha señalado.
Por otra parte, la doctora especialista en Psiquiatría que la atendió en Urgencias el día después de la muerte de Desirée Leal, reconoció que su comportamiento le generó “dudas”, por lo que firmó su ingreso forzoso, al considerar “que lo más adecuado era una observación durante un tiempo”.
“Para mí, los delirios eran dudosos”, añadió, por lo que optó por “ingresarla para observarla mejor”.
Tenía, añadió esta facultativa, “un discurso extraño para el contexto”, que le generaba dudas sobre la existencia de una “clínica delirante”.
“No tenía claro que hubiese delirio”, insistió, aunque tampoco lo ha descartado.