Un dron especial despejará dudas sobre el estado de la osa herida tras el ataque de un macho en la Montaña Palentina, y su cría, un osezno de cinco o seis meses, que desde el pasado jueves 9 de junio no han dado señales de vida.
El operativo desplegado por la Junta de Castilla y León en el entorno de Peña Santa Lucía desde el pasado 6 de junio para hacer un seguimiento de los dos animales se impacienta.
Han pasado muchos días desde el último contacto con la hembra y la cría. Las últimas incursiones (con cámaras infrarrojas manejadas con una sonda) en la cueva donde se refugió la osa no recogen señales de vida.
La tarea es lenta y el tiempo que se tarde en localizar a la hembra para atender sus heridas, y al osezno, que aun es muy pequeño (3 o 4 kilos) para sobrevivir por sí solo, corre en contra.
"Siempre vas contrarreloj, porque no sabes cuánto tiempo tienes para actuar", reconoce en una entrevista concedida a EFE Pablo Zuazua, jefe de Sección de Espacios Naturales, Flora y Fauna del Servicio Territorial de Palencia, director del Parque Natural de la Montaña Palentina, y uno de los coordinadores del operativo en el que, desde el 6 de junio participan, a turnos, entre 25 y 30 personas.
Nunca se había montado un operativo de este tipo, tras un ataque "tan brutal" de un macho a una hembra, que, a pesar de la diferencia de peso y tamaño (70-80 kilos frente a los 217 kilos el macho), se defendió con fiereza para salvar a su cría de las garras del oso.
Además, como reconoce Zuazua, "este tipo de episodios son nuevos para nosotros, han ocurrido más veces, pero no los habíamos detectado".
Fueron dos observadores de la naturaleza, Claudio Sordo y Carmen Ortega, los que captaron el momento del ataque, porque llevaban muchos días siguiendo a esta osa y a otra osa parida en la misma zona.
"Lo grabaron a mucha distancia con un telescopio desde la carretera de la Ruta de los Pantanos", explica Zuazua. Y sus imágenes se han hecho virales.
Ellos dieron la voz de alarma e inmediatamente se desplegó un dispositivo de búsqueda con perros blood hunt (destacan por su olfato), entrenados para localizar rastros de osos, que encontraron el rastro y el cadáver del macho, un adulto de unos diez años en la zona conocida como Pintojo, con un perímetro de cuello de 120 centímetros, al que se practicará la necropsia en el Centro de Recuperación de Burgos.
"Después rastreamos a la hembra y el rastro de sangre nos llevó a la osera", explica Zuazua. Con pértigas y cámaras endoscópicas oyeron los bufidos de la osa y se pudo comprobar que estaba viva "y que tenía cierta vitalidad", por lo que colocaron alrededor de la osera cámaras automáticas que mandan imágenes al móvil cuando detectan movimiento.
"Ya sabíamos que la osa estaba viva, pero desconocíamos su estado", explica Zuazua. Los veterinarios aconsejaron darle manzanas para aportar hidratación y con tubos a través de unas simas que se comunican con la osera introdujeron 40 kilos de manzanas, una operación que les permitió volver a oír bufar a la osa a través de las grietas.
Al día siguiente, la cámara captó imágenes de la cría y se pudo confirmar que estaba en buen estado por lo que se decidió mantener la vigilancia desde el exterior para evitar que se acercara gente atraída por "el tirón que tienen los osos", mientras se seguía monitorizando con las cámaras y telescopios a distancia.
"Sin embargo, desde entonces no hemos vuelto a tener información", señala Zuazua. De hecho, hace unos días, ante la falta de movimiento, se organizó un operativo y a través de las mismas simas por donde se metió la comida se introdujo una cámara infrarroja con una sonda para captar imágenes del interior de la osera.
"Vimos todas las manzanas pero no conseguimos ver a la osa ni a la cría, ni restos de comida, ni las manzanas pisada. Nada que nos indicara su presencia. Esta vez no la oímos bufar", relata el experto con cierto desaliento.
Por eso, con la esperanza de que esté en algún recoveco al que no se pudo acceder con la sonda, el próximo lunes introducirán un dron especial de interiores (utilizado en espeleología, en derrumbes y emergencias), para monitorizar el interior de la cueva y ver si se puede llegar a la cavidad donde pudiera estar refugiada la osa y en su caso también el osezno.
Otra posibilidad es que la madre y la cría hayan salido de la cueva, lo que sería una buena noticia. O que la madre haya muerto a causa de las heridas. O, en el peor de los casos, que tampoco el osezno haya sobrevivido.
"Si el osezno está solo, y huérfano, sería fundamental encontrarlo para ayudarle a sobrevivir", afirma Zuazua, que asegura que el uso del dron va a permitir "desbloquear" la situación porque va a dar mucha información para seguir dando pasos en firme.