Granada respondió al enjambre sísmico, que convirtió su área metropolitana en el epicentro de más de ochocientos terremotos, dividida entre las inspecciones a los edificios y las peticiones de calma a la sociedad, que vive con temor los pequeños temblores recurrentes y con algunos vecinos refugiados al aire libre.
Santa Fe fue hace una semana el epicentro de un terremoto de 4,4 que alertó a la población, el primero de los cinco temblores que superaron los cuatro grados de magnitud y que mantienen activa la inquietud y el estado de alarma entre la población.
Todos estos seísmos se engloban en una serie de temblores que comenzó el pasado 1 de diciembre, y desde entonces se superaron los 800 terremotos y provocaron que la Junta de Andalucía mantenga activa la fase de preemergencia del Plan de Emergencias ante el riesgo sísmico.
La mayoría de los temblores tuvo su epicentro en Santa Fe, cuyo ayuntamiento ayuda a sus vecinos con una oficina dedicada a gestionar los daños provocados por los terremotos. Responsables municipales volvieron a inspeccionar ayer inmuebles e infraestructuras junto a técnicos del área de prevención del Instituto Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Físicos de la Universidad de Granada.
Pese a los daños en algunos edificios, la responsable del área de prevención del Instituto Andaluz de Geofísica, Mercedes Feriche, destacó que las estructuras de los principales inmuebles están “aguantando bastante bien”.
Esta experta recordó que ante un acumulado de temblores como el que afecta a Granada lo importante es que la estructura responda adecuadamente a los seísmos, aunque provoque daños en tabiquerías o las escayolas.
La semana intensiva de seísmos causó daños en la fachada de la Catedral de Granada, con un pináculo partido y otro que se desprendió y cayó al suelo.
El Arzobispado de Granada detectó estos daños en la fachada principal del monumento, obra de Diego de Siloé, y trabaja en la revisión, comprobación y consolidación del edificio, que no presenta daños en su interior.
“Se mantiene el temor, la inquietud por los diferentes movimientos sísmicos de la última semana”, explicó el alcalde de Santa Fe, Manuel Gil, que apuntó a que el ayuntamiento creó una mesa de trabajo para analizar la evolución y diseñar medidas de apoyo.