Además de a los participantes que esperan fortuna, y a los niños de San Ildefonso que cantan los premios, el Sorteo Extraordinario de Lotería de Navidad llena también de nervios a los técnicos de una empresa de Chiclana de la Frontera (Cádiz) que construyó los bombos hace 16 años.
Además de construirlos, desde entonces la empresa Fluidmecánica Sur se encarga cada año de que los bombos estén a punto para que en su gran día, el 22 de diciembre, sus mecanismos funcionen a la perfección, y el sistema gire hasta expulsar las bolas de la suerte.
"Es un orgullo, un trabajo muy especial", dice a EFE Rafael Vallejo, que dirigió en la empresa chiclanera el proyecto de construcción de los bombos y que ahora, como director técnico de la compañía, se ha desplazado a Madrid para la revisión previa de los bombos, que ya están en el Teatro Real.
Su trabajo no concluirá hasta que el Sorteo Extraordinario haya acabado, porque, aunque nunca ha pasado ningún percance, siempre se quedan pendientes de que todo funcione bien. "Por si acaso", dice.
"Hasta que no termina el sorteo siempre hay nervios", dice Rafael Vallejo en conversación telefónica desde el Teatro Real, a donde se ha desplazado para esta "misión" con otros tres técnicos de la empresa.
Para Fluidmecánica Sur, dedicada a la construcción de sistemas hidráulicos eléctricos en el sector naval, el trabajo de crear los bombos y mantenerlos es una excepcionalidad que cada año les hace cambiar el ambiente marino al que están más cercanos.
El encargo les llegó en 2006, cuando Lotería Nacional decidió que debía cambiar el bombo de 66.000 bolas, que usaba desde el siglo XIX, por uno de 100.000 bolas.
Una persona que trabajaba para el Ministerio de Economía, del que depende Lotería Nacional, tuvo la idea de que esta empresa de Chiclana podía construir el proyecto de los nuevos bombos. "Había trabajado antes en el Ministerio de Defensa y nos conocía por los sistemas que construíamos para el sector naval", cuenta el directivo.
Con piezas de bronce y latón montaron "pieza a pieza y tornillo a tornillo, como un mecano" el bombo para las 100.000 bolas, con una estructura de acero y un doble motor (uno de ellos de seguridad por si el primero falla) y un equipo electrónico programable que secuencia la velocidad y el número de las vueltas y las paradas.
En definitiva, el sistema que permite que después los niños, accionen manualmente una manivela, y saquen la esperada bolita.
"Nos inspiramos en el bombo antiguo, pero este es mucho más moderno", cuenta Rafael Vallejo.
La empresa construyó dos bombos idénticos de números, uno de ellos de reserva. Miden 1.530 milímetros de diámetro y pesan 900 kilos con la estructura.
También otros dos más pequeños, uno titular y otro de reserva, para las bolas con los premios, fabricados con los mismo material que el de mayor tamaño y de un diámetro de 74 centímetros y unos 450 kilos de peso.
La empresa chiclanera también fabricó otros útiles del sorteo, como los "paraguas", la estructura circular de la que penden las liras que contienen ordenadas todas las bolas de los números en juego.
En plena revisión de que todos los sistemas están "a punto" para la Lotería de Navidad, los trabajadores de esta empresa de Chiclana ya saben que al menos ellos han tenido la suerte de tocarla y tenerla entre las manos.
Cuando concluya el sorteo, los bombos volverán a las instalaciones de Lotería Nacional, donde pasarán un año bajo un toldo, hasta que el próximo año, vuelvan a salir para ser el centro de todas las miradas.