A medida que termina el año se acerca el momento de mayor protagonismo del reloj de la Real Casa de Correos, en la Puerta del Sol de Madrid. El relojero Pedro Ortiz, de la relojería Losada, que es la encargada de su mantenimiento, se ocupa de los últimos detalles antes de la gran noche de este sábado 31 de diciembre.

El de Sol es un reloj de bancada completa, de los denominados de horas y cuartos, fabricado en acero y latón endurecido. Según explicó el relojero, es un aparato de alta precisión con un rango de exactitud de cuatro segundos al mes, un rendimiento muy alto para un reloj que da regularmente la hora desde el año 1866.

Pero esta precisión no se mantiene sola, el mecanismo necesita de un constante mantenimiento. “Nosotros venimos básicamente todos los días, ahora sobre todo en estas fechas”, refirió Ortiz, “depende del protocolo de mantenimiento que le toque; una vez, dos veces, tres veces o cuatro veces por semana, sobre todo en los cambios de temperatura, en los cambios de estación”.

La precisión de un regalo icónico

En estos días previos a Año Nuevo se extreman las precauciones y se pone el acento en la precisión del aparato, ya que resulta fundamental que el reloj esté perfectamente sincronizado con el reloj de las televisiones para retransmitir las campanadas. 

“Este reloj está sincronizado con el observatorio astronómico y funciona al segundo”, compartió Ortiz, “aquí nosotros tenemos también un reloj ultramoderno de GPS que te dice absolutamente el segundo y así es como tiene que ir, al segundo”.

Según informó el relojero, la relojería Losada lleva haciendo las labores de mantenimiento de este reloj desde el año 1997. Un cuarto de siglo durante el que un equipo de cuatro relojeros se dan el relevo para mantener el mecanismo en perfecto orden de revista sin excepción.

“La anécdota más importante es que no ha habido anécdota”, compartió Ortiz, “afortunadamente nunca ha pasado nada. Es una máquina, y como cualquier máquina es susceptible de que pueda pasar algo; pero afortunadamente desde hace 25 años no se ha parado ni un solo día, ni un solo segundo”. Ortiz concluyó recordando el origen del reloj: un regalo del relojero José Rodríguez de Losada a la villa de Madrid, inaugurado el 19 de noviembre de 1866. 

“Creo que el pueblo de Madrid tiene una deuda de gratitud con este relojero”, afirmó Ortiz, quien también quiso destacar que Losada no recibió ninguna contrapartida por este histórico regalo.