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martes | 8 octubre | 2024
Ahora que llega el otoño y, con este, los días nublados y lluviosos es normal que echemos un poco de menos esos días de verano en los que se podía hacer alguna escapada a la naturaleza. Empezamos a pasar más tiempo en nuestras casas y, por ello, algunos sienten la necesidad de colorear sus interiores con un poco de verde.
Pero tener plantas en casa no solo es algo que ayuda a llenar de color nuestras paredes y muebles, sino que traen consigo una serie de beneficios que podremos notar tanto a largo como a corto plazo. En primer lugar, la presencia de plantas de interior y flores ayuda a reducir el estrés y nos mantiene estimulados, pues tenemos que estar atentos a los cuidados que necesitan, ya sea regándolas, cortando sus ramas y hojas...
Asimismo, también son capaces de aumentar la concentración, como se ha demostrado en diversas encuestas realizadas, entre ellas la del Royal College of Agriculture de Reino Unido, que afirmaba que la presencia de plantas en las aulas lograba aumentar la concentración y productividad de sus alumnos hasta un 70%. Otro beneficio de las plantas de interior que quizás pasa más desapercibido es la capacidad que tienen para reducir la electricidad estática. Esto se consigue generando humedad y purificando el aire, contrarrestando con el ambiente seco de los interiores.
Sin embargo, no es tan sencillo como simplemente tener plantas en nuestro hogar y dejar que crezcan todo lo que queramos. Al final del día, requieren un cierto nivel de cuidados y de atención, pues no son plantas silvestres. De esa forma podremos evitar que mueran por regarlas en exceso o, al contrario, por atenderlas demasiado poco; también nos encargaremos de que no sufran plagas de insectos o incluso de facilitar un crecimiento sano, pero que no sea invasivo.
Una de las cosas que tenemos que mirar antes de comprar plantas de interior son las condiciones climáticas que tenemos en nuestra casa. ¿Es un hogar que tiende a ser cálido o más bien frío? Aunque tampoco podemos ignorar las condiciones climáticas que nos rodean. ¿En qué estación del año estamos? Dependiendo de eso, podremos comprar plantas que se adapten a esas condiciones.
Es por ello que, aprovechando esta época del año, os dejamos una lista de las 5 plantas de interior con buena resistencia y que son ideales para aguantar épocas frías como el otoño y el invierno.
Es una planta de interior que también es conocida como Ficus pandurata, homenaje al instrumento de la lira, pues sus hojas recuerdan al susodicho instrumento de cuerda. Es originaria del continente de África, aunque se puede encontrar en las tiendas de jardinería de prácticamente cualquier país.
Se trata de una planta de considerable tamaño, por lo que es ideal para lucir en salones o espacios amplios, ya que aporta color y estilo.
Es una planta recomendada para interior debido a que no requiere un cuidado excesivo y, además, aguanta cualquier tipo de clima. Lo más esencial es mantenerla cerca de la luz, pues requiere mucha para crecer, y regarla cuando el sustrato se empiece a secar. Además, es muy importante fijarse en el tamaño de su maceta, permitiéndole espacio para crecer.
Conocida popularmente como Cola de burro, esta planta muy sencilla de cuidar y mantener en el interior de cualquier hogar. Es originaria de los países de México y Honduras, aunque la historia de cómo llego a España permanece llena de dudas sin resolver. Si hay algo que nos queda claro es que es una planta capaz de aguantar prácticamente cualquier tipo de temperatura y clima.
El sedum burrito es una planta de interior que puede llegar hasta el metro y medio de longitud. Usualmente, la mejor forma de hacer que esta planta se luzca es colgándola del techo, por lo que puede estar tanto en dormitorios, como en el salón o hasta en la cocina. Eso sí, hay que tener cuidado de las heladas, pues pueden causar un gran daño en el sedum burrito.
Una planta de interior que también se puede clasificar como árbol pequeño, originaria del sur de África. A medida que han ido pasado los años también ha aumentado su popularidad como planta de interior, pues es ideal para principiantes o personas que no tienen mucho tiempo para hacerse cargo de una planta. Además, recibe también el nombre de “planta de dinero”, pues existe la creencia de que atrae la fortuna y prosperidad, según la cultura china y las prácticas del Feng Shui.
A pesar de que es una planta que no requiere un cuidado demasiado estricto es bien cierto que necesita una atención mínima: hay que tener cuidado de regarla cada 15 días y de situarla en un lugar en la que no le dé demasiado el sol ni que sea excesivamente húmedo o seco.
También conocida científicamente como la Howea Forsteriana, es una planta originaria de Australia y que salta a la atención muy fácilmente debido a su considerable tamaño y la forma de sus hojas. Han tenido un gran éxito en el decorado de interiores gracias al toque colorido y exótico que le dan a la habitación en la que son colocadas. De hecho, su uso como decoración ya data de la época victoriana.
Es una planta con una gran adaptabilidad a diferentes climas. Asimismo, es sencilla de cuidar y es resistente a todo tipo de plagas de insectos y enfermedades. No requiere demasiada luz ni un riego excesivo, pero es necesario que su sustrato siempre esté ligeramente húmedo.
Terminamos esta lista con una planta con flor, por si deseamos añadir algo más de color a nuestro hogar. No tienen un tamaño especialmente grande, por lo que se pueden tener varias repartidas por una misma habitación o, incluso, a lo largo de todo el hogar.
Una de las grandes razones por las cuales esta planta es elegida en los meses de otoño e invierno se debe a que sus flores permanecen en todo su esplendor durante el frío, a diferencia de la mayoría que suelen florecer durante la primavera. Es, además, una planta ideal para principiantes, pues requiere cuidados mínimos y es fácil de mantener en buen estado.
De los pocos cuidados imprescindibles de las Violetas africanas es recibir constante luz solar y cuidarse de regarla en exceso, manteniendo siempre el sustrato húmedo, pero sin sobrepasarse, pues demasiada agua podría matar a la planta.
