Actualmente, tenemos una amplia gama de opciones para ir a la moda. Las redes sociales han traído consigo una gran variedad de estilos y “subestilos” que han logrado hacer que diversas personas se sientan identificados con estos. Sin embargo, la otra cara de la moneda es que estas mismas redes son las que también han traído una creciente tendencia a la fast fashion y la necesidad de estar actualizado con las últimas tendencias. Grandes marcas de ropa se suben a un tren que va a una velocidad exagerada.
Las tiendas independientes, esencialmente artesanales, son un pequeño rellano de paz donde estas tendencias no existen. Ofrecen algo mucho más que unos productos: su originalidad, su mano de obra única y su tiempo. Son una alternativa sostenible y exclusiva para quienes deseen salirse de esa tendencia a la que estamos acostumbrados con las grandes marcas, sin tener que acudir a un producto de lujo.
Odile Cano Jewellery Lab nos ofrece algo que va más allá que un producto original, sino que trae consigo una experiencia única: la oportunidad de hacer tu propia joyería. Odile es la mente detrás de esta nueva iniciativa ubicada en el número 7 de Villa de Carral (Monte Alto), un estudio que quiere acoger a todo aquel que desee salirse un poco de la rutina y pasar unas horas sumergiéndose en el trabajo artesanal de la joyería.
Odile estudió diseño de moda en Barcelona, iniciándose en ese mundillo diseñando accesorios, entre ellos bisutería. “Durante estos años, conocí a bastantes personas que habían estudiado joyería y la verdad es que me ponían los dientes largos. Siempre pensaba en lo guay que sería trabajar con las manos en vez de estar todo el rato con el ordenador”, nos cuenta Odile acerca de su primer “contacto” con la joyería. Estuvo trabajando 18 años por todo el mundo. Más tarde, decidió asentarse en A Coruña para seguir trabajando en una empresa de moda haciendo bisutería.
Sin embargo, esto no duró mucho tiempo más, ya que Odile decidió cumplir su sueño y empezar a estudiar joyería en Santiago de Compostela, Londres e Italia, formándose como joyera y gemóloga. Al mismo tiempo que había dejado su empresa, decidió alquilar el local donde estaba el antiguo Barlovento, dándole una nueva vida como Odile Cano Jewellery Lab.
Desde hace tres años, Odile trabaja en su taller su propia colección de joyas. Asimismo, comenzó a impartir unos monográficos de joyería para aquellos que tenían ganas de aprender, basándose en su experiencia personal. Al ver que esta iniciativa funcionaba, decidió añadir unas clases semanales a grupos reducidos de personas que quisieran hacer sus propias joyas desde cero y sin tener ningún tipo de experiencia previa. Son talleres que funcionan de forma similar a los workshops de cerámica, pero con la novedad de que están centrados en la elaboración de joyería. En el caso de Odile Cano Jewellery Lab, los plantea como unos talleres de iniciación que se hacen los domingos y duran 4 horas. Las personas vienen con sus diseños y salen del taller con su pieza de joyería totalmente nueva.
“En joyería se trabaja básicamente de dos formas: una es la forma tradicional y la otra, que está bastante de moda, consiste en modelar entera una pieza y luego llevarla a fundición. En los talleres de iniciación trabajamos de la primera forma”, comienza hablando Odile sobre la base en la que trabajan en sus talleres. “Tú empiezas trabajando sobre chapa o sobre hilo. Es decir, cualquier joya que tengas estará hecha a partir de una especie de alambre. Por ejemplo, un anillo, pues la parte que va en el dedo se hace a partir de alambre. Luego, si la pieza tiene una piedra enganchada se hace a partir de chapa. En el taller de iniciación tocamos un poco las dos cosas, pero parte sobre todo de un diseño plano”, continúa con su explicación.
Antes de que llegue el día del taller, Odile envía a todos los interesados el programa de lo que se va a hacer durante las cuatro horas que dura la sesión: conocerán cada una de las herramientas que van a usar, trabajarán a partir de chapa de latón y, además, les adjunta unas mood boards, es decir, un conjunto de imágenes de inspiración para que así puedan ver el tipo de piezas que pueden llegar a hacer en el taller. “Una vez se tiene el panel de inspiración se pasa a la tarea de hacer un diseño, el cual antes de venir al taller me tienen que enviar. Consiste tan solo en un bocetillo, aunque sea cutremente a lápiz, para estar segura de que ese diseño es viable cuando vengan”, nos cuenta Odile acerca del último paso que tendrán que dar sus aprendices antes de iniciar la confección de su nueva joya.
Generalmente los clientes acuden al taller con un diseño plano. Como, por ejemplo, un pendiente de dos piezas que consiste en un círculo en la parte de arriba y una flor que cuelga de este. Así pues, tendrán que hacer esas ceguetas a través de diferentes pasos: limar los cantos, perforar, unir con anillas, soldar, lijar, pulir y, por último, proteger las piezas con un esmalte que protege el material de la oxidación.
En Odile Cano Jewellery Lab suelen trabajar con latón, aunque no es estrictamente necesario. Odile nos pone como ejemplo a una de sus futuras aprendices, quien va a acudir al taller con una pieza de plata, ya que es alérgica al latón. Es tan sencillo como avisar con anterioridad y adjuntar la diferencia del precio de la plata (o el material alternativo).
Una de las cosas que hace de este taller algo único es la atención personalizada que Odile ofrece, sumado además a las personas que serán tus compañeros de trabajo. “Hace un mes, una chica le compró a su madre por su cumpleaños uno de mis bonos de talleres de iniciación. Justo el mismo día había reservado una señora que venía de hacer el Camino de Santiago. Las dos llegaron al taller aproximadamente a la misma hora. Da la casualidad de que justo ambas cumplían 70 años. Y, fíjate, es que una era de Oleiros y otra de Oregón. Venían de partes del mundo completamente diferentes, pero justo coincidían en el mismo taller, haciendo la misma actividad, el día de su cumpleaños. Entre ellas no se entendían, pero fue muy gracioso tener a ambas, como personas tan distintas, haciendo lo mismo”, cuenta Odile una de las anécdotas de su taller que recuerda con gran cariño. “También vinieron unas chicas que se iban a casar y querían hacer sus alianzas de boda. Fue muy bonito ver cómo fundían el oro que ellas mismas traían seguida de la elaboración de sus joyas. Tenía un gran valor sentimental porque era para un momento de lo más importante en sus vidas”, sigue hablando de otro de los momentos más entrañables que presenció en su taller.
Odile cuenta que hay muchos momentos emotivos en sus talleres. Hay muchas personas que acuden al lugar con intenciones de fundir joyas que habían pertenecido a difuntos familiares. En lugar de dejarlas abandonadas en un cajón, deciden darles una nueva vida. “Es una oportunidad maravillosa que está más al alcance de tu mano de lo que tú crees. Los pendientes, anillos o lo que hagas no los llevará nadie más, son una pieza única. Además, siempre trabajamos con materiales naturales y sostenibles, dejando atrás la fast fashion y añadiendo un elemento especial: el cariño que cada uno le pone a sus joyas”, concluye.