El artista coruñés Manuel Suárez mantiene abierta hasta el 27 de enero su última exposición, “El descuido es mío”, en Monty4, una propuesta en la que concibe la piel del cuadro como la piel del mundo, inspirándose en las ciudades, la vida urbana, el feísmo y las pintadas callejeras, por ejemplo.
Para el autor, una exposición “siempre es una apuesta y un paso adelante”. La retrospectiva se compone de 24 pinturas inéditas realizadas en técnica mixta sobre lienzo y papel y hasta el momento ha obtenido un notable éxito de ventas. “Estamos muy contentos, la galería ha hecho una apuesta fuerte por mí”, dice Suárez, quien asegura que “ser artista es adictivo”.
Sobre su manera de trabajar, explica que el arte “es una forma de vida, una cuestión de fe”. “Creer en tu arte y no desperdiciar el momento creativo, que no es tan tántrico como parece pero que cuando viene hay que aprovecharlo”, apunta Suárez.
El pintor explora las posibilidades estéticas de los materiales y superficies surgidas de la ciudad, elaborando cuadros con materiales de desecho, plásticos y resinas. Sobre el feísmo urbanístico, un clásico gallego, dice que la clave es “elevarlo a la categoría de arte, no luchar contra corriente”. También cree que “todo el mundo tiene gusto artístico, aunque diga que no entiende de arte”, pero reconoce que el sistema educativo otorga poca importancia al arte.
Con un gesto pictórico rápido, sin concesiones a la intervención de la razón, Manuel Suárez se manifiesta sobre el lienzo y el papel en signos o caligrafías de apariencia salvaje y energética con los que quiere expresar la pulsión y el carácter de las ciudades.
Sobre sus influencias, afirma tener un poso global, pero no se fija en ningún artista en concreto. “Es un proceso continuo de investigación”, concluye.