Noite Bohemia repetirá hoy a las 20.30 horas en el teatro Colón, esta vez, con el estreno de “Romeo y Julieta”, un clásico que revestirán de modernidad para que la historia llegue directa a la butaca. Sin barroquismos de por medio. Con idéntico mensaje, la pareja bailará su amor en el escenario con música de Pink y los decorados se cambiarán al ritmo que lo marque la obra.
Romeo pasará de la calle a la habitación de su amada gracias a imágenes en 3D que se proyectarán sobre una pantalla de seis metros de altura y diez de ancho. Su director, Javier Fernández, contaba el esfuerzo de la compañía amateur para que cada detalle oliera a siglo XXI sin que esto enturbiara el guión. Que permanece intacto. De esta forma, lo moderno se aliña con lo clásico, que está en el cuento y en los trajes. Cosidos para la ocasión por profesionales que llevan seis meses trabajando a tiempo completo. Será así como la pieza alimentará el intelecto, pero también la vista porque parte del vestuario tiene la etiqueta de exclusivo. Y al mismo tiempo que los modistos le pusieron siglo XVI y XVII al asunto, los 30 actores le dieron forma al experimento.
Con una media de 20 horas semanales, los chicos con edades de 18 y 19 años se trasladarán al siglo XVI para hacer sentir el amor como lo hicieron estos dos tortolitos. Desde un balcón en Verona y para el que Noite Bohemia utilizará una tela de polivinilo que permite que la luz se traspase hasta un 70% sin dejar que se vea lo que pase dentro. Solo se intuye.
Su pasión se adornará con coreografías a nivel de suelo y música pop. Que los protagonistas interpretarán en directo y en inglés haciéndole un guiño al creador. El director señalaba que un entramado de estas características solo se puede realizar con clásicos como “Romeo y Julieta”, tan metido en la cultura popular que la gente sabe a lo que va.
La agrupación coruñesa engorda así su currículo con una pieza que exige mucho, precisamente porque todo el mundo la conoce. Para sufragar gastos a base de llenos, los que se le presentan por delante en Lugo, Gijón, León y Portugal, y premios como el Nacional de Teatro Grecolatino y el premio Candilejas Don Bosco, del que llevan tres años llevándose medallas, que son motivos para seguir. Cuando el esfuerzo vale mucho la pena.