Los coruñeses desafían al frío para cumplir con la tradicional fiebre del roscón

Los coruñeses desafían al frío para cumplir con la tradicional fiebre del roscón
El Ideal Gallego-2019-01-06-012-1ec160ac

El empacho acumulado de las comidas y cenas de Navidad, Nochebuena y Año Nuevo y el ambiente gélido que se notaba ayer por la mañana al caminar por cualquier calle de la ciudad no sirvieron para atenuar la fiebre del roscón de Reyes. Cientos de coruñeses, y muchos foráneos, se lanzaron a la calle para hacerse con uno o varios ejemplares de este codiciado dulce temerosos de quedarse sin él.  

Como viene siendo habitual, y más porque la fama se acrecenta cada año que pasa, las confiterías Flory y Glaccé fueron las que más colas acumularon a las puertas durante toda la jornada. Muchos ya querían mojar en el café de la tarde el roscón o dejar un pedacito para sus Majestades de Oriente por lo que, aunque hoy abrirán distintos establecimientos para seguir despachando la rosca, ayer fue el día grande de compras y encargos. 

Mientras una muchedumbre apuraba las últimas compras de regalos en el entorno de la plaza de Lugo, donde muchas tiendas ya estaban en rebajas, alrededor de 200 personas cogían posiciones a las puertas –y en el giro hacia Juan Flórez– de Glaccé. Algunas de las más cercanas a traspasar el umbral, aseguraban que llevaban allí entre “una hora y tres cuartos” y “dos horas” sin importar el termómetro. 

Fieles y novatos
“Vengo a comprarlo aquí desde 2015 y vale la pena esperar”, comentaba Ana, que confesaba que este bizcocho es “el único” que le gusta. “Será porque tiene más mantequilla o no sé: los demás me parecen más secos”, añadía, atendida por otros que eran novatos en la fila. 

Otra mujer que ni siquiera era del municipio aseguraba que le habían encargado acudir allí y como “no tenía nada que hacer” se acercó por la fama que acumula el postre de esta tienda, que se puede encontrar por encargo o esperando y llevándose alguno de los grandes bollos que lucen en los escaparates y en el mostrador.  Si al principio de la cola el ánimo iba mejorando, al final también había ilusión por saborear la esencia de esta pastelería en Reyes. 

Y eso que, como casi todas las de la ciudad, preparan el producto estrella en cualquier época del año por encargo. “Venimos con paciencia para hacer cola pero es la primera vez que venimos porque es el más famoso de A Coruña aunque no somos de aquí”, explicaba Raquel, dejando claro que la fama precede a estos dulces más allá del puente de A Pasaxe o de otras fronteras.

Reorganización
En Flory, en el Agra del Orzán, la estampa resultaba casi idéntica pero con un público más habitual por ser el del barrio de siempre. La demanda de roscones fue tan intensa y tan constante, que hubo momentos en los que los trabajadores del establecimiento tuvieron que echar el cierre a la verja para preparar más dulces. 

Todo ello sin que los clientes se movieran de la puerta, no fuera a ser que alguien se llevase la especialidad de la casa más calentita. No ocurrió lo mismo en la confitería La Coruña, donde este año varió un poco la organización.

Las dependientas advertían por momentos a los consumidores que traspasaban la puerta de este negocio de San Andrés de que si no tenían encargo no quedaba nada para vender hasta la siguiente hornada así que ya no se acumuló gente. Hoy despacharán de 09.00 a 15.00 horas y, según una clienta, “habrá que madrugar porque están muy buenos”. En Hildita, a pocos metros, el éxito fue similar y la tranquilidad también. Con este panorama, los mazapanes y el carbón tendrán que seguir jugando.

Los coruñeses desafían al frío para cumplir con la tradicional fiebre del roscón

Te puede interesar