Johnson afronta la oposición del norte de Inglaterra por las nuevas restricciones

Johnson afronta la oposición del norte de Inglaterra por las nuevas restricciones
El primer ministro británico, Boris Johnson | Chris J. Ratcliffe / POOL

El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, afronta la oposición de las principales ciudades del norte de Inglaterra, como Manchester o Liverpool, ante la imposición de nuevas restricciones para frenar el avance del coronavirus, que incluirían el cierre de bares y restaurantes.

El líder conservador anunciará esas medidas en una intervención mañana en la Cámara de los Comunes –entre críticas de que eludía al legislativo–, que abarcan también, según adelantó la prensa, un sistema “semáforo” con tres niveles para evaluar el riesgo en las diferentes áreas geográficas.

Se espera que las zonas más afectadas por las nuevas normas sean condados norteños y del centro, que registran el mayor número de contagios, lo que abarcaría las urbes de Liverpool, Manchester, Sheffield, Newcastle y Nottingham, entre otras.

En una rueda de prensa conjunta ayer, los alcaldes laboristas de Liverpool, Steve Rotherham; Manchester, Andy Burnham; Newcastle, Jamie Driscoll; y Sheffield, Jan Jarvis, pidieron a los diputados norteños de todos los partidos que presionen al Gobierno para que mejore las ayudas económicas previstas ante el cierre del sector de la restauración en sus territorios.

El ministro de Economía, Rishi Sunak, anunció el viernes que el Ejecutivo pagará un 67% de los salarios de los empleados afectados por el cierre temporal de “pubs” y restaurantes –frente al 80% que se aplica desde el confinamiento nacional de marzo hasta finales de este mes–, lo que los dirigentes municipales consideran “insuficiente”.

Protección
Los alcaldes sugieren a los parlamentarios que exijan una votación sobre esas ayudas en la Cámara Baja y se pronuncien en contra si no se aumentan para ofrecer suficiente protección a sus ciudadanos.

Burnham señaló que, si la vía política “no funciona”, “no descartan” recurrir a los tribunales. “No acepto que los empleados del sector de la restauración sean tratados como ciudadanos de segunda”, dijo el alcalde de Manchester, que, junto con sus colegas, avisó de que el cierre de ese sector en el norte dejará a numerosas personas y muchos jóvenes sin empleo y acumulando deudas y miseria.

“Si el 80% estaba bien en marzo, está bien ahora. No se puede decretar el confinamiento en el norte a lo barato”, apostilló Rotherham.
La amenaza de los líderes del norte coincide con la creación por parte de unos 35 diputados conservadores de esas zonas del grupo de presión Northern Research Group, para reclamar a Johnson que cumpla su promesa electoral de regenerar esa parte del Reino Unido, que ha sido la más perjudicada por la desindustrialización de finales del siglo XX, y donde hay altos índices de pobreza y desempleo.

El primer ministro, que depende de los votos norteños para conservar su mayoría, es atacado actualmente desde varios flancos por su gestión de la pandemia: la oposición laborista, que le acusa de actuar mal y tarde; los dirigentes municipales, que se sienten excluidos; y diputados conservadores, que critican la pérdida de libertades y el daño a la economía.

Mensaje “confuso”
La Asociación Médica Británica (BMA, en inglés) advirtió además ayer de que los ciudadanos podrían perder confianza en las medidas para contener el virus debido al mensaje “inconsistente” y “confuso” del Ejecutivo, que pasó de fomentar el ocio y el regreso al lugar de trabajo en agosto a hacer lo contrario en septiembre.

El endurecimiento de las restricciones pretende frenar el avance del virus en el Reino Unido, donde el viernes se registraron 13.864 nuevos contagios, hasta 575.679, con 42.679 muertes, tras sumar 87 en 24 horas. Hay 3.660 enfermos hospitalizados, 436 en cuidados intensivos. Nottingham tiene la mayor tasa de contagio de la región.

Cierre nocturno en Berlín
Berlín entró ayer en una fase inédita en esta pandemia con el cierre de facto de la vida nocturna en toda la capital, mientras surgen divisiones ambiguas entre los barrios considerados zona roja y los de menor incidencia.

La medida adoptada por el Robert Koch Institut (RKI), competente en la materia en el país, y asumida por la canciller alemana, Angela Merkel, son los 50 contagios en siete días por 100.000 habitantes. Superado ese nivel, hay que implantar medidas territoriales especiales, coinciden expertos y poder político.

También hay coincidencia en que los núcleos urbanos son el principal problema, mientras la curva se acerca al pico de contagios que registraba Alemania entre finales de marzo y principios de abril: 6.000 diarios.

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