Un hombre se enfrenta a ocho años de cárcel por obligar a su hija a mendigar

El del próximo día 18 no será el primer juicio al que se enfrente por empujar a un menor a la mendicidad. El hombre que ese día ocupará el banquillo del juzgado de penal 5, un ciudadano rumano de 44 años llegado a España junto a su familia en 2007, ya fue condenado hace dos años por utilizar a una de sus hijas para pedir limosna y someterla a malos tratos.

La menor no estaba escolarizada, al contrario que sus hermanos varones

Aquella sentencia le fue suspendida y ahora, la Fiscalía solicita para él ocho años más de cárcel, además de la pérdida de la patria potestad durante 13, por hacer lo mismo con otra de sus descendientes, después de que la primera escapara de casa, denunciara los hechos y fuera acogida en un centro de protección de menores.

También la segunda víctima tuvo que denunciar a escondidas a su padre, a tenor de lo que relató a la Policía, tras una agresión. En el escrito de acusación se recoge que aquella fue la última de varias palizas, que siempre tenían que ver con la escasez de dinero que lograba obtener después de sus jornadas de mendicidad por las calles de la ciudad.

Según esta fuente, aquello comenzó a ocurrir cuando la menor cumplió los 15 años, momento en que su padre empezó a enviarla a la zona de la calle Barcelona y sus alrededores a pedir dinero entre los transeúntes. Pero tampoco antes de eso llevaba la denunciante una vida normal: a diferencia de sus hermanos varones, nunca fue escolarizada, y en lugar de eso estaba obligada a quedarse en casa ayudando a su madre en las tareas del hogar y los cuidados de sus familiares.

 

vergüenza

Así transcurrió su vida durante los tres primeros años de estancia en España pero, siguiendo el relato del fiscal, al cumplir los 15 años tuvo que empezar a ganar dinero para su padre, que le exigía la entrega de lo recaudado durante el día. Normalmente la mandaba situarse a las puertas de los supermercados, y usaba la violencia física contra ella cuando se resistía –solía negarse porque sentía vergüenza, según ha declarado– o cuando las cantidades que obtenía le parecían insuficientes.

El acusado tiene una condena anterior por haber forzado a pedir limosna a otra de sus hijas

La acusación pública le atribuye bofetadas y tirones de pelo, que vincula, tanto a intentar “vencer la oposición de la menor al ejercicio de la mendicidad como de menoscabar su integridad física” y contabiliza al menos tres episodios de este tipo.

El último de ellos es el que desembocó en la denuncia de la adolescente, tal como queda recogido en el informe que la Fiscalía llevará al juicio el próximo mes. Tuvo lugar el 1 de abril de 2011, después de que el procesado enviara a su hija de nuevo a pedir limosna y que esta reuniera únicamente cinco euros, gracias a la ayuda económica de los transeúntes.

Afirma el fiscal que el progenitor consideró que su hija le estaba mintiendo y, acusándola de haberse quedado con el resto del dinero, le propinó varias bofetadas. Ella esperó en casa a que todos durmieran y, sobre la una y media de la madrugada, huyó del domicilio y pidió ayuda a una patrulla de la Policía Local que se encontraba apoyando un dispositivo de control de alcoholemia en la plaza de Pontevedra. Tras observar que la menor sangraba por la nariz, los agentes la trasladaron a un centro sanitario y de ahí fue enviada al servicio de protección de menores, donde quedó ingresada.

 

reincidente

De resultas de su denuncia se abrió una nueva investigación contra el ahora acusado, al que el fiscal culpa de delitos de maltrato familiar –puntual y habitual– y de utilización de menores de edad para la práctica de mendicidad empleando la violencia, una delito que sanciona con hasta cuatro años de cárcel a aquellos que “utilizaren o prestaren a menores de edad o incapaces para la práctica de la mendicidad, incluso si esta es encubierta” con violencia o intimidación.

En este caso se pide, por este ilícito, la pena máxima, por tratarse de una persona reincidente, y lo mismo respecto a los malos tratos contra un familiar. n

 

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