La asociación de vecinos del Agra del Orzán, que recientemente renovaba su junta directiva con María Gutiérrez al frente, protagonizará una campaña reivindicativa para reclamar un parque para el barrio. Lo primero será distribuir un calendario con fotografías agrupadas bajo el lema “InventaRIANdo as zonas verdes da Agra”. Usando la ironía como base, las doce instantáneas simbolizan lo que es una realidad, la inexistencia de vegetación en la zona más poblada de la ciudad. Así es como entre las imágenes sale una floristería, de los pocos reductos con verde, otra se compone de macetas e incluso hay un montaje de una plaza de As Conchiñas poblada de árboles.
La nueva presidenta comenta que, además, repartirán broches con forma de hoja de roble, en los que se puede leer “Parque do Agra xa” y tienen pensado llevar una pancarta a la plaza de abastos para que su reclamación se haga visible a los vecinos que todos los días conviven con el problema de falta de oxígeno.
Desde el colectivo, cuentan que tendrán que seguir peleando por el espacio con el próximo gobierno, que saldrá de las urnas dentro de mes y medio: “Retomaremos as conversas co Concello”. Conscientes de que no hay mucho sitio, la solución pasa por habilitar el parque del Observatorio, que todavía está en pleno proceso judicial con el Campo da Burra, “separado por un muro, el lugar perfecto para colocar o muíño da Gramela”, un elemento histórico del Agra que quieren que se les devuelva: “Cando os desmontaron, foron os veciños quenes enumeraron as pedras para volvelo a colocar”. Por eso, no entienden la propuesta del Ayuntamiento de reubicarlo en Novo Mesoiro.
Separados de lo verde
Lo cierto es que el Agra lleva años pidiendo un pulmón verde. En noviembre, varias asociaciones bajaron al parque del Observatorio convocados por el Ateneo Libertario Xosé Tarrío para dar cuenta de la situación actual ya que el proceso no permite avanzar. Y es que los metros cuadrados donde brota la hierba están en la actualidad amurallados y sin visos de que se abran porque, además de la demanda judicial, que etiqueta un terreno en las Adoratrices como suelo urbano consolidado, están, según los afectados, los intereses de las dos administraciones con trozos del pastel –Ayuntamiento y Ministerio de Medio Ambiente– y que, a su juicio, deberían priorizar las necesidades de los vecinos a los beneficios que obtendrán al construir en la finca. En el acto, portavoces de Arquitectos sen Fronteiras y de Ergosfera recordaron la paralización de un proyecto en el que con el paso de los años no estaban claros los límites de las zonas con licencia libre para edificar y aquellas otras comprometidas para el disfrute de los vecinos. Estos exigen que se creen los mecanismos precisos para el disfrute y que no triunfe la especulación.