Un antiguo profesor se admiraba de la capacidad mostrada por el capitalismo para reciclar todos y cada uno de los movimientos que pretendían combatirlo.
Válida o no la reflexión del viejo maestro, bien podría aplicarse a la disposición de las administraciones, sean estas públicas o privadas, para atraerse a la supuesta independencia crítica del arte para aprovecharla, si no en beneficio propio, al menos no en perjuicio.
Uno de los ejemplos se encuentra en la “fiebre” de los gobiernos locales del área metropolitana por la cesión de espacios públicos para que los artistas urbanos (comunmente: grafiteros) den rienda suelta a su creatividad.
Apuntan, por ejemplo, desde el equipo de gobierno cambrés, presidido por Óscar García Patiño, que esto responde a un doble objetivo. El primero, educar a los jóvenes a dominar sus impulsos “ofreciéndoles un marco legal para realizar grafitis”.
El segundo que se esgrime es quizás el más discutible, desde el punto de vista de la libertad personal. “Embellecer algunas de las zonas del municipio con arte urbano”, es uno de los lemas de la organización del Cromático Mural Fest.
Este último es uno de tantos certámenes convocados por los ayuntamientos. De los primeros del que queda constancia “pictórica” es el que sirvió para decorar la zona de la ORA ubicada bajo el viaducto de la avenida de Alfonso Molina, en San Pedro de Mezonzo. Allí artistas urbanos como Sekane y Neoleo, entre otros muchos, dejaron su impronta.
Con el tiempo el ejemplo cundió y la idea se fue trasladando a la periferia donde cuajó en lugares como Arteixo, Oleiros, Culleredo y el ya mentado Cambre.
Arteixo
Allá por el 2014, el equipo de gobierno, que en aquellos momentos ya presidía el popular Carlos Calvelo, decidió que el mejor método para evitar que los jóvenes, y no tan jóvenes, realizasen pintadas en el recinto que albergaban las pistas deportivas del campo de la fiesta, era ceder una pared municipal de cien metros cuadrados.
No obstante, el planteamiento no era tampoco muy novedoso. Grafiteros ya se habían encargado, un año antes, de decorar una de las fachadas de la escuela de Barrañán y un antiguo túnel del tren del núcleo de Uxes.
Culleredo
El último concurso de estas características que se celebró fue en el municipio de Culleredo. El Ejecutivo local, que preside José Ramón Rioboo, llamó el pasado mes de septiembre a los grafiteros para hermosear uno de los muros del campo de fútbol de A Lavandeira, en O Burgo.
Un procedimiento bastante similar se siguió para ornamentar las fachadas del pabellón de deportes del instituto Isaac Díaz Pardo, situado en las inmediaciones de la autopista AP-9.
Oleiros
Por una versión más elitista, por decirlo de algún modo, han optado en Oleiros. El alcalde, Ángel García Seoane, se decanta por experimentados artistas para decorar fachadas. Se le encargó al mexicano “Spaik” el ornato de un edificio en la urbanización Cavamontes, en las inmediaciones del mercado de abastos de Perillo.
Para rendir homenaje al pasado ceramista del municipio se llamó a Joseba Muruzabal que pintó una de sus icónicas “superabuelas” en Santa Cruz.
No obstante, también hubo espacios para futuras “promesas”. El Ayuntamiento cedió paredes en lugares tan frecuentados como la avenida de Che Guevara o la pista de skate de Bastiagueiro.
Abegondo, Sada y Betanzos
La moda del grafiti no dejó de extenderse y los gobiernos locales de Abegondo, Sada y Betanzos también se apuntaron a la moda del arte urbano.
El exregidor socialista Ramón García Vázquez encargó al grafitero David Garrido que rehiciese los símbolos de los escudos de las siete provincias del antiguo Reino de Galicia ubicados en los pilares del muro que sostiene la N-VI, en la brigantina calle de Valdoncel, un trabajo que comenzó a finales del 2014.
El lugar elegido en Abegondo fue el centro social de la parroquia de Presedo, ahora reconvertido en albergue de peregrinos. En una de las fachadas laterales un romero se toma un merecido descanso en su viaje a Santiago de Compostela.
Sada, por su parte, decidió dedicar el enorme muro de una de los edificios de la calle del Río al intelectual galleguista Isaac Díaz Pardo. Uno de los creadores de las Fábricas de O Castro da la bienvenida a todo aquel que accede a la villa mariñana desde el municipio de Bergondo. La obra es de la artista gallega Lula Goce a encargo del Gobierno local, presidido por Benito Portela.
Sanciones
Practicar con libertad el tercer arte mayor tiene consecuencias y no siempre reconfortantes. Uno de los municipios que peor lleva que los grafiteros vayan por libre es Oleiros. Hasta en 6.000 euros de multa puede derivar dejar una marca indeleble en el mobiliario urbano.
En Cambre, incluso se valen de peritos calígrafos para identificar a los que delimitan territorio sin atenerse al “orden establecido”.