El pintor Felipe Criado falleció ayer, a los 85 años. El artista, pionero de un nuevo concepto en obras sobre el desnudo femenino, deja atrás una carrera de más de 60 años dedicados en cuerpo y alma al mundo de la pintura.
Una labor que le ha valido la consagración como una de las figuras más relevante de su época y una larga colección de piropos. Algo a lo que, sin embargo, nunca quiso dar mucha importancia. Hasta el final de su carrera, Criado quiso mantener siempre la realidad de su labor, no dejarse embelesar por los reconocimientos ajenos, aunque los agradeció sinceramente. El último, el que reunió el pasado mes de mayo a un nutrido grupo de artistas en el Museo de Arte Contemporánea (MAC) en torno a su figura. Un homenaje que el artista, dijo, recibió “con la naturalidad de quien tiene 85 años”.
Pero su figura bien valía un homenaje. Un reconocimiento al trabajo de quien redescubrió la forma de dibujar a la mujer. El propio pintor reconocía ser pionero en la temática, pero no por plasmar sobre el lienzo el desnudo femenino, sino, como él mismo explicaba, porque sus mujeres hablan. “Representan situaciones de ánimo”, decía Criado de sus propias obras.
recuerdo
La capilla ardiente del artista se ha instalado en el tanatorio de Servisa. Su funeral se celebrará el martes, a las 20.15 de la tarde en la iglesia del Sagrado Corazón, en la calle Juana de Vega.
La familia ya ha comunicado que no quiere que se envíen flores, aunque agradece que se realicen donativos en memoria del pintor para ayudar a la labor benéfica que desarrolla la Cocina Económica. Para ello, se ha habilitado un número de cuenta, que se facilitará a los interesados en el propio tanatorio.
El mundo de la cultura recuerda desde ayer al artista que sabía discernir fácilmente a un buen dibujante de uno malo. Un inconformista confeso; algo que le ha mantenido pendiente del pincel hasta el final, a pesar de una tendinitis en el talón de Aquiles, que le dificultaba en gran medida estar mucho tiempo de pie frente al lienzo. Ese inconformismo, ese afán por hacer de una obra un trabajo perfecto, es el que ha mantenido la calidad de la pintura de Felipe Criado en los más altos niveles y que le ha hecho merecedor de un lugar entre los grandes artistas.