La tecnología es, como hemos contado en otras ocasiones en El Ideal Gallego, parte inherente de nuestro día y a día. Probablemente, el máximo exponente diario que tenemos de esta tecnología es el smartphone. Los teléfonos inteligentes no solo se han convertido en una pieza tecnológica de referencia a la hora de facilitarnos la vida, sino que son, probablemente, uno de los artículos tecnológicos con los que más disfrutamos del entretenimiento.
Cuando hablamos de ocio y smartphones, una de las primeras cosas que pasa por nuestras cabezas son las redes sociales y la mensajería instantánea. WhatsApp y otras aplicaciones similares, aunque también forman parte del entretenimiento diario, podrían clasificarse más justificadamente entre las aplicaciones destinadas a optimizar nuestra vida; mientras que las redes sociales están ahí, principalmente, para entretenernos.
En cualquier caso, aunque se trata de una de las aplicaciones tecnológicas dirigidas al entretenimiento con más éxito durante la última década, la tecnología del ocio va mucho más allá de las redes sociales. Entre la infinidad de aplicaciones tecnológicas que se han llevado a cabo en los últimos años en este sector, no cabe duda que la inteligencia artificial y el análisis de datos tienen una importancia capital.
El análisis de unas cantidades ingentes de datos de manera digital no ha dado como resultado simplemente el uso de información muy valiosa para los seguidores de un deporte en concreto, sino que, entre otras muchas cosas, también condiciona las decisiones que se toman sobre fichajes y cesiones o las cuotas que podemos ver en las casas de apuestas. En este último ámbito, por poner un ejemplo, las apuestas NFL barajarán un sinfín de datos antes de arrojar unas cuotas sobre la posibilidad de que gane un equipo u otro, que se produzca un touchdown antes de un momento determinado del partido o que haya una diferencia determinada de puntuación entre los contendientes.
A grandes rasgos, el análisis de datos ha permitido tomar decisiones mucho más fundamentadas y especialmente condicionadas por la estadística y la probabilidad.
Como decíamos, la inteligencia artificial ha marcado otro hito importante en lo que respecta al avance tecnológico aplicado al entretenimiento. Desde los videojuegos a los dispositivos inteligentes, la inteligencia artificial está mucho más presente de lo que a priori nos imaginamos.
Es cierto que la evolución de esta inteligencia puede no haber cumplido las expectativas de todos, y todavía no nos encontramos ante robots o sistemas digitales con una inteligencia lo suficientemente capaz como para sustituir la compañía humana o proporcionarnos un acompañamiento digital tan interesante como podríamos esperar hace diez o veinte años.
Sin embargo, donde sí se ha optimizado considerablemente su aplicación ha sido en los videojuegos. Desde los juegos de ajedrez por ordenador, que comenzaron a desarrollarse allá por los años 50 en base a un algoritmo denominado “MiniMax”, hasta la inteligencia artificial que encontramos en los videojuegos actuales se han producido pasos gigantescos. Ya en 2011 se creó una inteligencia tan potente que era capaz de crear sus propios videojuegos desde cero. Su nombre fue “Angelina” y Michael Cook fue su creador.
Lo mismo ocurre con los asistentes tipo Alexa o Siri. ¿Quién nos iba a decir hace unos años que estaríamos aumentando la intensidad de luz de nuestro salón, haciendo la compra o poniendo nuestra canción favorita a través de la voz?
La manera concreta en la que evolucionará la tecnología aplicada al entretenimiento nadie la sabe. De lo que no cabe duda es que durante los próximos años esta evolución seguirá en aumento debido a sus réditos.