El historiador Francisco Calvo Serraller inicia hoy a las 20.00 horas en la Fundación Barrié la segunda entrega de conferencias que tienden un puente con el Reina Sofía y que abordarán la violencia y lo sagrado en el arte contemporáneo. El especialista escogió a Picasso y Picasso tiene “el cuadro épico más importante del siglo XX porque el ‘Guernica’ es excepcional”.
La intención del artista de asignarle la victoria moral del asunto a sus víctimas resulta “extraordinario” y es por eso que no solo los españoles lo utilizaron de póster. Los japoneses ven Nagasaki en él, en las mujeres, los niños y los animales de un cuadro cuyo el título es lo único español.
En este sentido, el experto señala que la parca pilló descolocado a Picasso. En A Coruña, vivió la muerte de su hermana Conchita siendo un adolescente y de joven el desenlace trágico de su amigo Carles Casagemas en París lo marcó, así que además de las cosas que le pasaron, están las que presencia: dos guerras mundiales y una civil desde la distancia, por lo que la violencia entra en el lienzo igual que su afición a los toros y la religión. Pulula en el ambiente y aunque él no es creyente, plasma lo que ve y vive.
El especialista cree que Picasso no tendría problemas en la actualidad con los antitaurinos porque su pasión va más al origen que está en Creta: “Habla del minotauro y era consciente de la profundidad histórica del rito”. Sobre su etapa coruñesa, cree que fue aquí donde se presenta con una vocación decidida y expone por primera vez: “Se ve claramente” porque una vez que pone un pie en Barcelona “ya había pasado por el Prado: “A Coruña es el sitio donde se destapó como artista y determinó su destino”, asegura.
De aquí tiene “paisajes y personajes gallegos, escenas callejeras” que se fueron recuperando poco a poco, como parte de un todo que hoy pondrá sobre la mesa Calvo Serraller para hablar de un hombre que fue comunista por su compromiso moral más que por el político y utilizó el blanco y negro cuando la crisis personal le llamó a la puerta. No fue algo constante pero la monocromía fue un recurso que utilizó. También en versión azul.
La decoloración hizo en las obras de Picasso lo mismo que en el cine: “Le da una visión de la realidad más espiritual. Se pueden contar una historia de las muchas que se te ocurran pero el blanco y negro es para las que tienen un significado que trasciende lo cotidiano. Si hubiese pintado el ‘Guernica’ de colores habría perdido fuerza”.