Como en numerosas finales, el buen juego brilló por su ausencia en muchas fases del partido. No el ritmo, la intensidad, la emoción. El Fabril, que entró mejor, mucho mejor, en la primera parte, hizo menos que el Cerceda en la segunda, pero un gol justo antes del descanso y otro cerca del final le dieron una victoria que no se reduce a tres simples puntos. El Fabril ha dado un golpe a la liga.
Un golpe a la liga porque deja al Cerceda siete puntos por debajo, porque tiene el golaverage a favor con sus dos principales contrincantes en la pelea por el título, porque tiene un calendario (nueve partidos) aparentemente factible para que, esta temporada sí, se proclame campeón.
¿Superó el Fabril al Cerceda a nivel de juego? Tal vez en los primeros quince minutos pero, más que por juego, por ritmo. El filial salió con una o dos marchas más que un Cerceda obligado a replegar, incómodo por no ser capaz de ajustar bien en la presión avanzada. Uzal trató de acosar a Queijeiro y lo ensombreció, Agulló saltó a por Edu Expósito y le dificultó la salida, pero surgió el tercer elemento del centro del campo para dotar de claridad a la elaboración de cada ataque blanquiazul: Manu Molina. Queijeiro y Edu tienden a ofrecer soluciones entre central y lateral, exageradamente escorados, y sus rivales -Uzal y Agulló- les seguían generando un amplio espacio libre en la zona central, donde Manu Molina demostró el por qué de su fichaje. El repertorio de controles y pases de todo tipo le dieron ventaja al Fabril en muchas situaciones. El tercer jugador de la medular del Cerceda, Edu, que equilibraba por delante de sus centrales, no podía ni debía perseguirle por todo el campo al más puro estilo Berizzo y por eso el Depor B encontraba superioridad.
Si por dentro el Fabril descubría claridad y superioridad para dominar al Cerceda en los primeros minutos, en la banda derecha halló un filón en las situaciones de uno contra uno de Borja Galán contra Peque, la gran novedad en el once inicial del Cerceda. Lemos apostó por su velocidad, más elevada que la de Juan, que llevó el ‘3’ en las jornadas anteriores, pero no dio demasiado resultado. Galán encontró su espalda en varias ocasiones. Más que déficit del defensa, mérito del atacante, incomprensiblemente sustituido en el segundo tiempo, cuando el Fabril disponía de espacios para contraatacar.
El Cerceda salió vivo del primer cuarto de hora, en el que Molina tiró una falta al palo, y, aunque no llevó el peso del partido, frenó le embestida del Fabril, al que se le presentaban más atrancos para circular la pelota en campo contrario. Si en duelo Galán-Peque ganó a los puntos el blanquiazul, que sacó el centro del primer gol -el pie de Molina (min.43) se topó un balón que sobrevoló la cabeza de Borja Domingo-, en el de la otra banda, Pinchi-Javi Otero, tuvo la potestad el, desde hace muchos meses, improvisado lateral derecho rojiblanco.
Ni Óscar Pinchi ni Álex Ares, probablemente los dos futbolistas más llamativos, esos a los que los entrenadores rivales quieren tener controlados, sobresalieron ayer. Óscar porque no tuvo tanto protagonismo por fuera como Galán ni tanta influencia en el juego cuando se soltaba para dentro como Molina. Álex porque no tuvo profundidad, porque ralentizó los ataques de su equipo, porque se movió más en horizontal que en vertical y porque lo que debía hacer él –provocar, encarar y desbordar– lo tuvo que hacer Uxío. El ‘9’ rojiblanco fue el mejor de su equipo, que mejoró en los últimos minutos del primer acto –Cañi tiró al larguero desde el borde del área– y salió con más ‘punch’ que el Fabril en el inicio del segundo.
El marcador a favor provocó ciertas dudas en el Fabril, más cauto en defensa y con menos riesgo en ataque, factores que aprovechó el Cerceda para plantar el equipo cerca del área rival y, como consecuencia, generar ocasiones de gol. Uxío, en una espectacular jugada individual por el costado izquierdo, dio el pase de la muerte para que Álex Ares, con la diestra, rematase a los guantes de Cobo. El propio Álex, en una jugada de estrategia, tiró de nuevo con encogimiento a las manos del portero local. La tercera clara en muy poco tiempo fue de Uxío, que controló de espalda a portería, se giró y soltó un derechazo cruzado que lamió el palo.
lemos arriesgó
El tiempo corría en contra del Cerceda y, a falta de quince para el final, Lemos optó por arriesgar con una variación táctica provocada por un cambio: Pochi, un delantero, al campo por Peque, un lateral. Con tres defensas, el Cerceda, que pasó a jugar más directo, concedió espacios para el contragolpe.
Avisó Pinchi con un disparo desde la frontal que se fue arriba y no perdonó Borja Domingo (2-0), probablemente en fuera de juego, tras un pase al primer toque de Molina desde la derecha. Era el segundo tiro entre los tres palos del Fabril en el partido. Efectividad máxima para dar un golpe a la liga y dejar prácticamente sin opciones a un Cerceda competitivo pero justo de fútbol. n