Como cada año en vísperas de las celebraciones navideñas, Papá Noel cambia los renos por motos para aparecer antes a su destino, en este caso, A Coruña. Lo hace con cientos de clones, más de medio millar según la organización, para vestir de rojo el recorrido entre el núcleo de Vilaboa, en Culleredo, y La Marina, e iluminar con bombillas de colores el acceso a la Torre de Hércules.
Una caravana tan vistosa como solidaria, conocida en toda la provincia como “papanoelada” después de convertirse, con sólo cuatro ediciones, en la concentración motera por excelencia de la Navidad. Los clubes se volcaron con la cita hasta movilizar a todos sus integrantes: “Están todos los de la comarca y también vino gente a título particular”, explicó Cristina, una de las portavoces del Moto Club Culleredo.
La convocatoria arrancó a mediodía con la visita a la Fundación Adcor, donde una representación de la “papanoelada” entregó regalos a los usuarios para, a continuación, calentar motores para la salida, a las 16.30 desde Vilaboa. Allí, cientos de moteros entregaron productos no perecederos para donar al Banco de Alimentos Rías Altas y otros tantos “intercambiaron” luces para contribuir a la iluminación de la Torre por donativos para la Fundación Hospital Teresa Herrera.
Un gesto solidario que se repitió en la meta, en La Marina, donde los participantes dieron buena y merecida cuenta de un chocolate caliente que, como todo el recorrido, compartieron con miembros de Aspace, que participaron en el desfile en minibus. l