Sin Messi y a medio gas, el Barcelona fue capaz de humillar al Real Madrid en el Camp Nou en el primer Clásico con VAR, que le dio un penalti (2-0) al Barça. El hasta ayer equipo de Julen Lopetegui ofreció una imagen pobre en el primer tiempo, jugó la mejor fase del partido en los primeros diez minutos del segundo período y acabó condenado (5-1) por su fragilidad defensiva.
El Madrid fue una caricatura de equipo en la primera parte. Lopetegui no metió al bloque a presionar muy arriba y tampoco lo aculó, por lo que se quedó en una zona intermedia para defender a un Barça que tampoco fue sobrado de ideas. Situar a Bale en la derecha sirvió de carril libre de peaje para Jordi Alba –MVP en el primer tiempo– y provocó que el galés, tras replegar a su manera, se quedase muy lejos del área contraria. Y el plan tras recuperar parecía ser jugar balones rápidos en profundidad para… Karim Benzema. Un pase de Arthur a la espalda de Nacho, que tardó un siglo en girarse y correr, fue bien interpretado por Alba, que llevó el balón hasta la línea de fondo y entendió el movimiento de Luis Suárez. El uruguayo metió a los centrales del Madrid prácticamente en la línea de gol originando un sabroso espacio en la zona del punto de penalti para beneficio de las llegadas de segunda línea. Coutinho apareció como Perico por su casa aprovechando el mal repliegue de los centrocampistas merengues y marcó (min.10) a placer.
Uno de los primeros errores graves de Ramos en el partido fue, como casi siempre, por ir de sobrado: pase al borde del área que comprometió a Nacho, que no supo qué hacer con la pelota. Arthur –100% de pases efectivos (23) en el minuto 23– pudo lucirse con un disparo desde media distancia que buscaba la escuadra, pero más se lució Courtois con un despeje a mano cambiada. El portero belga también estuvo a punto de desviar el penalti del 2-0 ejecutado por Suárez y provocado por él mismo ante el atropello de ‘VAR’ane en el área pequeña.
Al Madrid no se le pasó por la cabeza acercarse a la portería de Ter Stegen en todo el primer tiempo pero, como por arte de magia, todo cambió en los diez primeros minutos del segundo acto. Lopetegui dejó en el banquillo a Varane para dar entrada a Lucas Vázquez, deshizo el 1-4-3-3 inicial para montar un 1-5-3-2 con Nacho, Casemiro y Ramos como centrales, Lucas y Marcelo como carrileros, Kroos como pivote, Modric e Isco –el peor del parido– en los interiores y Bale y Benzema en punta.
Diez minutos
No solo mejoró el equipo sino que atacó bien, no dejó tener el balón al Barça con presión a todo el campo y se sintió superior. Marcelo hizo el 2-1 en el minuto 50 en la mejor jugada del partido. El balón fue de izquierda a derecha y Lucas, en posición de centro, dio un pase más en profundidad para que Isco sacase un balón tenso al primer palo y, tras varios rechazos, acabó en el segundo. Si el lateral brasileño fuese delantero tiraría al primer toque, pero no es delantero (tampoco lateral) e hizo un control orientado con el pecho que rompió a Piqué y le aclaró el camino del gol, que firmó con un tiro con la diestra.
El minuto 55 significó un antes y un después en el partido. Modric disparó al palo en una nueva acción del Madrid mordiendo con mucha presencia en campo contrario. Si los merengues hubiesen levantado un 2-0 en solo diez minutos de segunda parte, el guion del partido podría haber cambiado pero el croata, como en todo el inicio de liga, falló. Y, por contra, Valverde acertó sacando a Rafinha (un extremo) y metiendo a Semedo (un lateral) porque
Sergi Roberto dio mucho fútbol y dos asistencias: en el 3-1 un centro tan corto como extraño al que Suárez le metió magia con un cabezazo impresionante y en el 4-1 tras robarle la cartera a Ramos (una vez más de sobrado) y darle el balón en profundidad al uruguayo, que picó con clase.
El gol de la humillación, el de la posible confirmación de destitución de Lopetegui fue el de Arturo Vidal, un tipo que ha dado más problemas que alegrías al Barcelona en el poco tiempo que lleva en el club pero que también se unió a la fiesta del Clásico marcando el 5-1 de cabeza tras un regate de Dembelé a Nacho.
El Madrid estuvo tan mal en defensa como bien en los diez primeros minutos del segundo tiempo, pero eso no basta contra el Barça. Permitió a Suárez, el mismo al que se le criticaba con dureza la semana pasada, ser la estrella de un partido de bandazos en el que a Valverde le bastó con lo práctico y con no cometer errores tan graves como los de Lopetegui.