El Ayuntamiento gastó durante el año pasado más de 200.000 euros en reparar los daños causados por el botellón en los jardines de Méndez Núñez, que desde el pasado jueves están declarados como Zona de Especial Protección (ZEP) para acabar con esta práctica.
Esta cantidad se dividió entre diversos aspectos que los servicios municipales tienen que abordar después de las concentraciones multitudinarias que se daban en este espacio hasta la entrada en vigor de la prohibición el pasado jueves. Limpieza viaria, reparación de mobiliario urbano y conservación de los espacios verdes son algunos de los asuntos que tenía que afrontar el Ayuntamiento cada fin de semana como consecuencia del botellón.
El dato fue aportado por José Manuel Lage Tuñas, portavoz municipal, durante un debate en Radio Coruña, en el que analizó esta medida y posibles retos y consecuencias que deberá afrontar la Administración local. Parte de este gasto que realizó el Ayuntamiento corresponde a la limpieza viaria, que este fin de semana no fue necesario que desplegase su dispositivo especial para eliminar los residuos que dejaban los jóvenes: bolsas, botellas, vasos y otros desperdicios.
En la noche del sábado al domingo la Policía Local volvió a desplegar el dispositivo especial contra el botellón en los jardines de Méndez Núñez, que volvieron a ser precintados, y en otros lugares como la plaza de Vigo.
Según fuentes municipales, hubo “microbotellones” en las plazas de Lugo y Vigo y en el Paseo de los Puentes, pero en todos los casos los agentes instaron a los jóvenes a marcharse de estos lugares y encontraron una respuesta positiva, por lo que no se llegaron a imponer sanciones. Así, se dio una situación muy similar a la de la primera noche de prohibición, la del jueves, en la que hubo grupos muy reducidos en la plaza de Vigo y en los Puentes pero que se marcharon tras la advertencia de los agentes.
Sin embargo, ayer hubo algunos ciudadanos que se quejaron porque en los soportales de la playa de Riazor también hubo jóvenes que consumieron alcohol y su rastro era evidente todavía por la mañana, con restos de bolsas y botellas.
El portavoz municipal expuso su apoyo a una ley autonómica que prohíba beber alcohol en la calle
En resumen, el primer fin de semana con los jardines de Méndez Núñez como ZEP se salvó sin incidencias y con un efecto disuasorio de la Policía Local en otros puntos de la ciudad que en ocasiones son utilizados por jóvenes para consumir alcohol.
El dispositivo especial de vigiliancia policial se mantendrá durante un tiempo indeterminado como medida de prevención y ante la posibilidad de que el botellón se traslade a otros puntos de la ciudad, desde el Gobierno local prevén que esta medida se extienda a otras zonas “detectadas como sensibles”, explicó ayer el portavoz municipal. El objetivo es que A Coruña “sexa un exemplo para otras cidades”.
La comparación de la situación en la ciudad con otras urbes o regiones también fue abordada por Lage Tuñas, quien expuso los ejemplos de Extremadura o el País Vasco, en los que existen leyes autonómicas que prohíben específicamente el consumo de alcohol en la vía pública.
El portavoz municipal explicó que en Galicia no existe una normativa similar, por lo que no se puede prohibir el consumo de alcohol en la calle, aunque defendió que sería buena idea seguir el ejemplo de comunidades como la extremeña o la vasca. A pesar de su apoyo a esta prohibición, destacó que no es el Ayuntamiento el que tiene que encargarse de proponer a la Xunta este tipo de iniciativas.
En el programa en el que intervino Lage Tuñas también participaron el presidente de la asociación vecinal del Orzán, una residente en la calle de Vista, el presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de A Coruña, Héctor Cañete, y la socióloga Obdulia Taboadela.
Todos los participantes mostraron su apoyo a la iniciativa municipal, principalmente por la “valentía” que supone dar un paso de este tipo, aunque también hubo algunas críticas.
Por ejemplo, el presidente de la agrupación vecinal del Orzán solicitó medidas para regular el ocio nocturno en este barrio, en el que denuncian desde hace meses que se hace botellón aprovechando que también hay clientes de locales de hostelería que sacan las bebidas a la calle, por lo que terminan fundiéndose unos y otros. Lage Tuñas aseguró que es importante lograr “consenso entre todos los sectores”.