Un otoño mucho más seco de lo habitual –en el que, según MeteoGalicia llovió un 33% menos de lo que suele hacerlo– y un inicio de invierno apenas sin lluvias, han dejado los embalses gallegos en límites de volumen almacenado que no se veían desde hace mucho tiempo. De hecho, según los datos de Augas de Galicia y de la Consellería de Medio Ambiente e Ordenación do Territorio, el volumen acumulado en las presas de la demarcación Galicia-Costa –que dan servicio a las zonas más pobladas de la comunidad– a finales de 2016 se sitúa un 36% por debajo del almacenado hace diez años.
El último boletín hidrológico, del pasado 26 de diciembre, certifica la tendencia a la baja de los litros de embalsados en la comunidad, de manera que los diques cerraron el año con una media de ocupación del 49,79%, con 343,65 hectómetros cúbicos totales, es decir, tanto los referidos a represas de abastecimiento como a las dedicadas a usos hidroeléctricos e industriales.
Con todo, el resultado es menos preocupante en el caso del agua dedicada al abastecimiento de la población. Así, los nueve embalses que dan servicio a A Coruña (Cecebre), Vigo (Eiras y Zamáns), Ferrol (Forcadas), O Salnés ( Caldas de Reis), Pontevedra (Pontillón de Castro), Baiona, Abegondo (Beche) y Vilagarcía, así como a sus respectivas áreas de influencia, terminaron el año al 69,21% de su capcidad, con un total de 44,03 hectómetros cúbicos almacenados. Entre todos estos embalses, el que presenta una menor ocupación es de O Salnés, con un 42,02%, mientras que el resto varían entre el 59,4% de Cecebre y el 92% de Baiona.
Los datos de Augas de Galicia, que se remontan hasta el año 2006, muestran también que la cifra de agua disponible, tanto total como para el abastecimiento, es la más baja de estos últimos diez años.
Sin embargo en el caso de los dedicados a hacer llegar agua a los ciudadanos, hubo un año en el que el volumen (32,51 hectómetros cúbicos) fue incluso menor que el de 2016.
Se trata del año 2007, aunque en este caso el bajo nivel se debió a una circunstancia ocurrida de manera concreta en uno de los embalses, el del río Xallas. De hecho, la empresa Ferroatlántico, que gestionaba dicha infraestructura aceptó un acuerdo para no llegar a juicio acusada de exprimir al máximo la producción de electricidad en el río y dejar seco el embalse de A Fervenza. Los datos muestran que en aquel momento, el embalse se quedó al 2% de su capacidad, con unos exiguos 2,83 hectómetros cúbicos.
en 2013, lo contrario
El caso contrario a la actual situación de sequía se dio en 2013, cuando una segunda parte del mes de diciembre muy lluviosa y con sucesivas borrascas que dejaron precipitaciones casi todo el mes, dejaron una ocupación del 79,47%, con 548,52 hectómetros cúbicos acumulados, la cifra más alta de las proporcionadas por Augas de Galiciaen sus boletines.
Con todo, y pese a la acumulación de días secos en otoño y el principio del invierno, a finales del pasado año la conselleira de Medio Ambiente, Beatriz Mato, quiso llamar a la tranquilidad. Así, aseguró que la situación es preocupante pero todavía no produce alarma: “Nada alarmante, pero sí hay una disminución de la capacidad de los embalses y del caudal de los ríos”, señaló entonces. Así, la titular del departamento afirmó que el problema no había alcanzado cotas que exigiesen aún la convocatoria de la Mesa de la Sequía.