El Gran Canaria se convirtió en el primer finalista de la Copa del Rey después de un encuentro que tenía prácticamente perdido en el tercer cuarto frente al Bilbao Basket.
Pero la fe en la victoria de los insulares, su buena defensa en los momentos clave, y la aportación de sus estrellas (Oliver, Aguilar y Báez) permitieron al Gran Canaria remontar y seguir haciendo soñar a una afición entregada, que ha contagiado su espíritu a la afición gallega.
Y eso que el 5-0 de inicio del Bilbao Basket fue toda una declaración de intenciones del cuadro vizcaíno. Gran Canaria supo reaccionar, y con un triple de Oliver incluso llegó a ponerse por delante (8-9) pero fue un espejismo. Los de Sito Alonso tenían claro lo que había que hacer para despegarse de su rival.
Liderados en este primer cuarto por un Clevin Hannah muy inspirado, los vascos supieron mantener a raya a un Gran Canaria que no estaba teniendo la frescura del partido de cuartos. Así, en los primeros diez minutos la ventaja de los ‘hombres de negro’ era ya importante (22-15).
El comienzo del segundo cuarto dio esperanza a los de Aíto García Reneses. Un ‘2+1’ anotado por Dennis Seeley puso el 22-18 en el marcador.
Pero nuevamente Bilbao Basket supo aprovechar su acierto en el lanzamiento y su agresividad en defensa para ampliar todavía más las diferencias. Bertans fue la principal baza en ataque de los vascos, y mediado este segundo cuarto ya ganaban de dieciséis (36-20).
Gran Canaria despertó para mantenerse vivo en el partido. Entre Oliver y Olic lograron situar a su equipo a menos de diez a un minuto para el descanso (43-34). Pero ahí apareció Raúl López para anotar el triple que puso el 46-34 en el minuto 20.
Se reanudó el encuentro con más problemas para el equipo de García Reneses. Un ‘2+1’ de Mumbrú fue el preludio de casi cuatro minutos en los que los canarios no anotaron. Tampoco el rival estuvo muy fino, pero al menos iba consiguiendo esos puntos que le seguían acercando a la victoria.
Así, Bilbao Basket logró un nuevo tope en lo que a máxima diferencia se refiere (55-36).
Gran Canaria tenía que reaccionar y para ello contó con el apoyo de un jugador que apenas había tenido protagonismo hasta ese momento. A base de puntos y rebotes, Pablo Aguilar lideró la reacción amarilla.
Un parcial de 0-12 fue todo un revulsivo para un equipo que estaba roto, y que de esta manera afrontaba el cuarto final con garantías de remontada. Y más después de la espectacular canasta anotada por Sasu Salin sobre la bocina, que puso el 55-48 en el colofón del tercer acto.
Llegaban los últimos diez minutos y ambos equipos mantenían la dinámica del anterior cuarto. Gran Canaria seguía con su remontada y Bilbao atascado.
Faltaban seis minutos para el final del partido y los insulares ya se habían puesto a tres (62-59). Sito Alonso pidió tiempo muerto para intentar aclarar las ideas de los suyos.
Pero los vizcaínos seguían bloqueados y con un triple de Salin y dos tiros libres anotados por Rabaseda pusieron con ventaja, por primera vez desde aquel lejano 8-9, a los canarios (62-64).
Bilbao seguía anotando a cuentagotas, incapaz de dar la réplica a su rival, el cual no paraba de anotar (63-67). Y había que añadir la quinta falta de Axel Hervelle.
Mumbrú mantenía a los suyos (65-67), pero no era suficiente. Faltaban tres minutos y la ventaja seguía aumentando (65-70).
El alero catalán asumió la responsabilidad. No le importó recibir todo tipo de ‘palos’. Pero los de Aíto tenían muy claro que no iban a ceder. Báez se elevó, anotó un triple y dejó a los canarios a un paso de la final (69-75, a falta de 1:43).
A partir de ahí, fiesta amarilla para un cuadro canario que acertó más al final y al que le ha tocado el privilegio de hacer historia con su presencia en la final copera de hoy.
Pase lo que pase en el partido definitivo, Gran Canaria va a llevarse un gran recuerdo de esta edición número 80 y de la ciudad de A Coruña.