La Sociedad Cultural Recreativa Bergantiños, más conocida como El Casino de Carballo, cerró a última hora de la tarde de ayer sus puertas por no haber relevo para la junta gestora. La medida responde a lo aprobado la semana anterior en una asamblea extraordinaria, cuando se acordó dar un plazo de siete días para la presentación de candidaturas. El tiempo expiró ayer sin éxito, por lo que la desaparición de la entidad se convertirá en definitiva el viernes próximo, salvo que algún decida dar un paso al frente.
La junta gestora que preside Juan Carlos Díaz del Valle se reunió ayer poco antes de proceder al simbólico cierre de las instalaciones. El órgano rector acordó convocar para el 27 de enero una última asamblea (20:30 horas, en primera convocatoria; y 21 horas, en segunda), en cuyo transcurso deberá nombrarse una comisión liquidadora para decidir el destino del patrimonio de la entidad. Los socios también deberán ratificar la disolución, todo ello salvo que salte la sorpresa en el primer punto de la orden del día y aparezca relevo para la directiva.
La falta equipo rector es ahora mismo la principal espada de Damocles que se cierne sobre la sociedad, pero no la única. Y es que sobre el Casino y su funcionamiento pesa la posibilidad de tener que entregar el edificio a sus legítimos propietarios, una sociedad empresarial que ya ha pedido formalmente la entrega del mismo a través de un acta notarial.
La entidad ha venido disfrutando de unas condiciones especiales en el arrendamiento del inmueble, pero la su anterior directiva no se acogió a las prerrogativas de los arrendamientos históricos que permitan ejercitar el derecho a hacerse con la propiedad en unas condiciones muy ventajosas, prerrogativas que prescribieron en 2014.
El Casino es una de las sociedades más veteranas de la capital de Bergantiños, toda vez que abrió sus puertas el 26 de noviembre de 1924, a iniciativa del médico natural de Sofán Manuel Regueiro Vázquez. Sin embargo, no fue éste su primer presidente, sino un sobrino suyo, Luciano Regueiro Pumpido, registrador de la propiedad.
La sociedad carballesa lamenta la pérdida de una sociedad que ha dejado una gran impronta y que vino jugando un papel importante como dinamizador cultural y social. Además, estaba integrado en la Red de Galiciade Casinos y Circuitos Culturales, circulo en el que justamente la semana pasada cerró otra sociedad, la de Ortigueira, también por carecer de equipo directivo.
En la comarca quedan casinos históricos en funcionamiento entre ellos el de Ponte do Porto, que camina hacia los 102 años de vida, además del de Corcubión.
En caso de confirmarse, como parece, su desaparición, los nostálgicos carballeses echarán de menos a la emblemática entidad y Carballo podría perder otra de sus señas de identidad, al igual que ocurrió con otros inmuebles históricos como la antigua iglesia de San Xoán Bautista, el viejo edificio consistorial o la Casa de Chinto.