El actor Alfredo Landa ha fallecido hoy a los 80 años, ha confirmado la Academia del Cine.
Pocos actores en la historia del cine pueden presumir de tener un género propio. Alfredo Landa consiguió él solo, con su "landismo", hacer reír a un país que no estaba para muchas bromas, además de demostrar un gran poderío dramático en "Los santos inocentes" o "El bosque animado".
"En San Sebastián hice una función en el teatro, y cuando salí en el primer mutis y me aplaudieron, vi un destello, un relámpago que me inundó, y una voz me dijo: 'Tú tienes que ser cómico'. Se me quedó tan grabado que he sido cómico porque no habría sabido ser otra cosa", explicaba Alfredo Landa.
Allí había cursado el bachillerato, pero había nacido en Pamplona el 3 de marzo de 1933. Alfredo Landa Areitio, uno de los actores más queridos por el público a lo largo de más de 120 películas, siempre supo que tenía una conexión especial con el pueblo llano, aunque finalmente también conquistara a la elite intelectual.
En San Sebastián fundó con varios amigos el Teatro Universitario, curtiéndose en el humor de Mihura, Jardiel Poncela o Capote, y en 1958 se trasladó a Madrid, donde debutó en las tablas de la capital con "Nacida ayer".
Reconocía que, al principio, su carrera se fraguó con trabajos alimenticios, "para salir adelante, porque para luego triunfar, primero hace falta trabajar, la experiencia es vital". Pero en el cine, se estrenó por la puerta grande con "Atraco a las tres", de José María Forqué.
Se sumaría a los abultados repartos berlanguianos en "El verdugo", aunque pronto empezó a destacar como un estereotipo con escaso glamur y profundidad, el "españolito medio" que centraría su propio género: el "landismo".
"¿Pero hay más orgullo que ser el macho ibérico?", decía, a la vez que reconocía: "No reniego del 'landismo' que me dio un éxito tremendo y tenía su valor, la prueba es que esas comedias siguen teniendo éxito cuando se pasan por televisión".
"No desearás al vecino del quinto", "París bien vale una moza", "Lo verde empieza en los Pirineos"... Un hombre reprimido y de escasas dotes amatorias creó escuela, y Alfredo Landa asumió sin pudor la tarea con tal de hacer reír a una España que vivía los últimos años de dictadura.
"Fue un fenómeno sociológico", reconocía, y dignificaba su trabajo asegurando: "En todos ellos he puesto ilusión, y a la ilusión no se le traiciona".
Como tantos otros cómicos, Landa tuvo que demostrar sus habilidades dramáticas para ganarse el respeto de la profesión.
Enterrado Franco, cambió represión cómica por la verdadera tragedia de la falta de libertades. Dio la vuelta al perdedor, hasta llenarlo de matices sensibles.
Calló todas las bocas como el pueblerino de buen corazón que carga con su cuñado retrasado, Paco Rabal, en "Los santos inocentes", la adaptación del texto de Manuel Delibes que realizó Mario Camus y que les dio a Landa y a Rabal el premio de interpretación en Cannes.
"Estoy agradecido a esta profesión que escogí, me reconoció y, más tarde, me dio la oportunidad de demostrar mis cualidades dramáticas", decía, y la racha siguió con títulos fundamentales de los años ochenta.
"El crack", de José Luis Garci, o dos cintas con José Luis Cuerda que le reportarían sendos premios Goya, "El bosque animado" y "La marrana", demostraban el filón que había permanecido oculto en el actor pamplonica y que se hacía extensible a la televisión con "Lleno por favor" o con su inolvidable papel de Sancho Panza en "Don Quijote", de Manuel Gutiérrez Aragón.
Garci se convirtió en el director con el que mejor relación establecería. "No habría hecho 'El crack' si no fuese por Garci y tampoco habría hecho 'Historia de un beso' sin él, porque estos dos personajes han sido para mí como darle la vuelta al calcetín", aseguraría.
"El crack 2", "Canción de cuna", "Tiovivo C.1950" completaron una relación que, en cambio, acabaría mal en el momento en el que, cuando la Academia de Cine anunció que le otorgaba el Goya de Honor en 2007, Garci no aceptó por sus desavenencias con la institución.
Al recoger el premio, Landa olvidó su amargura... y muchas cosas más. Se quedó prácticamente sin palabras y mostró la fragilidad de su estado, impactando notablemente a la audiencia.
"Cuando se murió James Stewart, en la biografía que emitieron en televisión, él mismo decía que al llegar a los sesenta lo que querían era quitarle de en medio", había dicho el día que anunció su retirada por haber perdido la ilusión.
"Desde aquí le digo a Steven Spielberg y Martin Scorsese que no tienen nada que hacer y que hasta luego", bromeó.
Poco después se presentó su biografía, "Alfredo el Grande. Vida de un cómico", que era una entrevista concedida a Marcos Ordoñez, y en la que no se mordía la lengua. "No hablo mal de la gente, sólo constato la realidad", señaló tras describir a José Luis Dibildos como "un timador profesional" o la actriz Gracita Morales como "caprichosa, despótica e intratable".
También arremetió contra el cine español, donde decía que "solo hay media docena de señores con talento, que lo hacen bien", y que el desencuentro con el público se debía a que "les damos morralla".
Un hombre que se describía como "el que mejor juega al mus desde que se inventó" y que tenía la mejor receta para un cóctel.
"Hago los mejores cócteles porque les pongo amor, que es un ingrediente que no le pone la gente. Cuando mezclo los ingredientes, pienso en lo feliz que vas a ser cuando te lo tomes", decía.
Cine
1957: El puente de la paz, de Rafael J. Salvia
1962: Atraco a las tres, de José María Forqué.
1963
La verbena de la Paloma, de José Luis Sáenz de Heredia.
El verdugo, de Luis García Berlanga.
Se vive una sola vez, de Arturo González.
1964
La niña de luto, de Manuel Summers.
Casi un caballero, de José María Forqué.
Llegaron los marcianos, de Castellano y Pipolo.
Nobleza baturra, de Juan de Orduña.
1965
Historias de la televisión, de José Luis Sáenz de Heredia.
Whisky y vodka, de Fernando Palacios.
Ninette y un señor de Murcia, de Fernando Fernán Gómez.
La ciudad no es para mí, de Pedro Lazaga.
Hoy como ayer, de Mariano Ozores.
Nuevo en esta plaza, de Pedro Lazaga.
De cuerpo presente, de Antonio Eceiza.
1966
El arte de no casarse, de Jorge Feliú y J. M. Font Espina
El arte de casarse, de Jorge Feliú y J. M. Font Espina
Las viudas (episodio), de José María Forqué.
Amor a la española, de Fernando Merino.
Los guardiamarinas, de Pedro Lazaga.
¿Qué hacemos con los hijos?, de Pedro Lazaga.
Las cicatrices, de Pedro Lazaga.
Despedida de casada, de Juan de Orduña.
1967
Crónica de nueve meses, de Mariano Ozores.
Pero ¿en qué país vivimos?, de José Luis Sáenz de Heredia.
Las que tienen que servir, de José María Forqué.
Novios 68, de Pedro Lazaga.
Cuarenta grados a la sombra
Un diablo bajo la almohada, de José María Forqué.
Los subdesarrollados, de Fernando Merino.
Los que tocan el piano, de Javier Aguirre.
No somos de piedra, de Manuel Summers.
1968
La dinamita está servida, de Fernando Merino.
Una vez al año ser hippy no hace daño, de Javier Aguirre.
¿Por qué te engaña tu marido?, de Manuel Summers.
1969
No disponible, de Pedro Mario Herrero.
Las leandras, de Eugenio Martín.
Cuatro noches de boda, de Mariano Ozores.
Soltera y madre en la vida, de Javier Aguirre.
El alma se serena, de José Luis Sáenz de Heredia.
1970
La decente, de José Luis Sáenz de Heredia.
Cateto a babor, de Ramón Fernández.
No desearás al vecino del quinto, de Ramón Fernández.
El diablo cojuelo, de Ramón Fernández.
Vente a Alemania, Pepe, de Pedro Lazaga.
Si estás muerto, ¿por qué bailas?, de Pedro Mario Herrero.
Préstame quince días, de Fernando Merino.
1971
Aunque la hormona se vista de seda, de Vicente Escrivá.
No desearás la mujer del vecino, de Fernando Merino.
Los días de Cabirio, de Fernando Merino.
Vente a ligar al Oeste, de Pedro Lazaga.
Simón, contamos contigo, de Ramón Fernández.
No firmes más letras, cielo, de Pedro Lazaga.
Los novios de mi mujer, de Ramón Fernández.
1972
Guapo heredero busca esposa, de Luis M. Delgado
París bien vale una moza, de Pedro Lazaga.
Pisito de solteras, de Fernando Merino.
1973
Las estrellas están verdes, de Pedro Lazaga.
Manolo la nuit, de Mariano Ozores.
Jenaro, el de los catorce, de Mariano Ozores.
Un curita cañón, de Luis M. Delgado.
El reprimido, de Mariano Ozores.
1974
Dormir y ligar todo es empezar, de Mariano Ozores.
Las obsesiones de Armando, de Luis M. Delgado.
Fin de semana al desnudo, de Mariano Ozores.
Celedonio y yo somos así, de Mariano Ozores.
Cuando el cuerno suena, de Luis M. Delgado.
1975
Solo ante el streaking, de José Luis Sáenz de Heredia.
Los pecados de una chica casi decente, de Mariano Ozores.
Tío ¿de verdad vienen de París?, de Mariano Ozores.
Esclava te doy, de Eugenio Martín.
Mayordomo para todo, de Mariano Ozores.
1976
Alcalde por elección, de Mariano Ozores.
El puente, de Juan Antonio Bardem.
1977
Borrasca, de Miguel Ángel Rivas.
1978
Historia de S, de Francisco Lara Polop.
El rediezcubrimiento de México, de Fernando Cortés.
1979
Las verdes praderas, de José Luis Garci.
Paco el seguro, de Didier Haudepin.
El alcalde y la política, de Luis M. Delgado.
Polvos mágicos, de José Ramón Larraz.
1980
El canto de la cigarra, de José María Forqué.
Préstame a tu mujer, de Jesús Yagüe.
El poderos influjo de la luna, de Antonio del Real.
Forja de amigos, de Tito Davison.
1981
El crack, de José Luis Garci.
Profesor Eroticus, de Luis M. Delgado.
La próxima estación, de Antonio Mercero.
1982
Piernas cruzadas, de Rafael Villaseñor.
Un Rolls para Hipólito, de Julio Busch.
1983
El crack II, de José Luis Garci.
Las autonosuyas, de Rafael Gil.
1984
Los santos inocentes, de Mario Camus.
Una rosa al viento, de Miguel Iglesias.
1985
Los paraísos perdidos, de Basilio Martín Patino.
La vaquilla, de Luis García Berlanga.
1986
Bandera negra, de Pedro Olea.
Tata mía, de José Luis Borau.
1987
Biba la banda, de Ricardo Palacios.
El pecador impecable, de Augusto M. Torres
El bosque animado, de José Luis Cuerda.
1988: Sinatra, de Francesc Betriu.
1989
El río que nos lleva, de Antonio del Real.
Bazar Viena, de Amalio Cuevas.
1991: Marcelino, pan y vino, de Luigi Comencini.
1992
Aquí el que no corre, vuela, de Ramón Fernández.
La marrana, de José Luis Cuerda.
1994
Canción de cuna, de José Luis Garci.
Por fin solos de Antonio del Real.
1995: El rey del río, de Manuel Gutiérrez Aragón.
1996: Los Porretas, de Carlos Suárez.
2000: El árbol del penitente, de José María Borrell.
2002
Historia de un beso, de José Luis Garci.
El refugio del mal, de Félix Cábez.
2003
La luz prodigiosa, de Miguel Hermoso.
El oro de Moscú, de Jesús Bonilla.
2004: Tiovivo c. 1950, de José Luis Garci
2007: Luz de Domingo, de José Luis Garci.
Arca de Noé
Televisión
Gran Teatro (1962) - 1 episodio
El hombre, ese desconocido (1963) - 1 episodio
Confidencias (1963-1965) - 8 episodios
Primera fila (1964-1965) - 3 episodios
Escuela de maridos (1964) - 2 episodios
Estudio 1 (1965-1966) - 3 episodios
El tercer rombo (1966) - 1 episodio
Tiempo y hora (1966-1967) - 12 episodios
Ninette y un señor de Murcia (1984) - 3 episodios
Tristeza de amor (1986) - 13 episodios
Media naranja (1986) - 1 episodio
El Quijote de Miguel de Cervantes (1991) - 5 episodios
Lleno, por favor (1993) - 13 episodios
Por fin solos (1995) - 11 episodios
En plena forma (1997) - 6 episodios
Los Serrano (2003) - 3 episodios