Miguel Ángel Rodríguez Tabeayo lleva veinte meses sin ver a su hijo de seis años, que se encuentra en Venezuela. Allí se lo llevó su madre, después un divorcio que fue de todo menos amistoso. Sobre Tabeayo pesa una condena por maltrato psicológico, un examen clínico que lo tacha de paranoico, y una orden de alejamiento. Él se reafirma en su inocencia y se manifiesta a diario ante los juzgados para exigir la reapertura del caso.
¿Cuándo empezó todo?
Yo me casé en 2003. Por aquel entonces era gerente de un concesionario. Ella había venido de Venezuela. Nos conocimos y nos casamos.
¿Y cuándo empezó a torcerse?
Ella utilizó la información a la que yo tenía acceso para tratar de captar clientes para un taller propio. Tuve que despedirme y montamos un negocio juntos. En 2010 tuvimos al hijo (cuyo embarazo ella me ocultó al principio). Ella empezó a desfalcar dinero dentro de la empresa.
¿Cómo era su relación?
Para entonces estaba quemada. Un día, salió con un coche sin seguro y sin matrícula con mi hijo. Yo avisé a la Policía y ella me denunció por maltrato. Cuando volví, se había ido.
Pero fue condenado, ¿no?
Me impusieron una orden de alejamiento el 3 de febrero de 2014. Recientemente se me juzgó, con ella ausente, imputado por siete delitos, la mayoría de daños: rayaduras en coches, pinchar ruedas... Fui absuelto excepto por maltrato psicológico, pero está recurrido.
¿Y el examen mental?
Un informe que nos hicieron dice de ella que tiende a exagerar las cosas y por mi parte que no soy la persona idónea para la custodia del niño porque tengo paranoia persecutoria. Es que yo me dedicaba a grabar los incidentes con mi mujer para tener pruebas.
¿Así que es un paranoico?
Afirman que soy paranoico, pero tengo pruebas: SMS, grabaciones, informes médicos, partes de Imelga, testigos... Pero el juez de Violencia sobre la Mujer me condenó solo por su palabra, sin llevar a cabo una investigación. Decretó que solo lo podía ver a mi hijo en un punto de encuentro.
¿Qué ocurrió?
El niño llegaba siempre tarde al punto de encuentro y un día llegó con un golpe. Lo denuncié y el juez decidió sacarme cautelarmente la patria potestad por instrumentalizar al menor contra mi mujer.
Y ella se fue a Venezuela.
Yo presenté una denuncia porque no se tuvo en cuenta un informe médico del Abente y Lago y el juez mandó citar a las partes. Ese mismo día mi exesposa compró billetes de avión. El 3 de febrero de 2015 se fue de Madrid a Roma y de Roma a Caracas.
¿Eso constituye un delito?
He hablado con varios abogados que me dicen que se puede considerar un secuestro porque la suspensión de la patria potestad es solo cautelar, aunque hace de eso veinte meses.
Es un tema polémico...
Sé que hay muchas mujeres desprotegidas, pero también se instrumentaliza la violencia de género. No habría que derogar la ley, pero a mí se me acusó en falso. Por ejemplo, mi exmujer dijo que intenté atropellarla, cuando fue ella la que saltó encima del capó y golpeó el parabrisas. Suerte que había testigos. Y envió a un hombre con tatuajes, para intimidarme varias veces. Presenté demandas de acoso. Y no me hicieron caso.
¿Cree que ahora lo harán?
Lo tengo muy crudo. Aparte, aunque un juez me dé la razón, el tratado de extradición no funciona. Pero quiero que mi caso sea revisado. Creo que tanto el juez como la Policía actuaron mal. La orden de alejamiento era de “riesgo elevado”, lo que obliga a mantener el contacto cada 48 horas y pasaron días antes de que se supiera que se había ido.
¿Hasta cuándo se quedara?
Yo voy a estar aquí todos los días en horario de juzgados hasta las tres de la tarde hasta que me den una solución. A mí me da igual. Ya me arruinaron la vida.