La iniciativa partió del comité antisida de A Coruña (Casco), más en concreto, del Sex Point, en Padre Sarmiento, 24, un punto permanente que abrieron en 2017 para todo lo que tiene que ver con la sexoafectividad y la prevención de ITS (Infecciones de Transmisión Sexual). Allí, vieron que pese a la urgencia de los casos posiblemente infectados por virus, no solo el VIH, llevaba al paciente a esperar un mínimo de dos meses porque primero el protocolo pasa por pedir cita con el médico de cabecera, que es el que estima pedir una analítica y con los resultados, la siguiente parada es en Dermatología.
Casco trató de agilizar los pasos con el Chuac para las personas que dieron reactivo en las pruebas del VIH o están muy nerviosas y desde hace un año estos pacientes son recibidos directamente en Infecciosas, donde les examinan para confirmar si están infectados o no. Es el primer hospital del Sergas que lo hace y desde el comité valoran muy positivamente la actitud del centro porque “son un punto de apoyo ya que nosotros no tenemos los medios. La gerencia se muestra muy participativa e implicada con el tema”. En todo este tiempo, han pasado decenas de usuarios a esta unidad, esquivando Dermatología y, lo más importante, evitando que la incertidumbre se alargue demasiado.
En cuanto a la concienciación de los coruñeses respecto a este tipo de males, Rubén Alexandre, de Casco, comenta que las pruebas rápidas de VIH se incrementaron un 33,33% en 2018.
En parte, cree que se debe a que amplificaron su presencia en las redes sociales y tienen más audiencia: “El coordinador Christian Garza es muy activo y acude a distinto eventos, la gente se lo cuestiona y se la hace”.
En los datos del año pasado, existe una gran diferencia entre hombres y mujeres. Solo un 18% son féminas, un porcentaje pequeño si se tiene en cuenta que ellas son receptivas y tienen más peligro a contraer virus por vía sexual. Además, el estudio revela que los casos por sexo vaginal y anal están muy cercanos en cifras: “Las mujeres son víctimas de un sistema machista, en el que se les priva de reconocer su sexualidad”, explica Rubén.
El resto responde a un perfil masculino de entre 30 y 45 años. Esto no quiere decir que los más jóvenes estén al margen de la realidad porque a estos se les deriva a centros como el Quérote Máis de la Xunta, que “nos superan con creces en número de pruebas realizadas”.
Del total de las 72 hechas, solo una salió reactivo y pese a que la incidencia es mínima, desde Casco advierten que lo malo es que la mayoría que tienen el VIH no son conscientes ni se pasan a comprobarlo: “Nuestro trabajo es llegar a ellos”. Es más, cuentan que el tabú sigue existiendo porque los hay que se someten al test en otra ciudad diferente a la suya para no ser vistos. Porque la comunicación es muy importante, Casco publicó un manual para periodistas con el fin de que “utilicen un lenguaje inclusivo”.