El Campus de A Coruña de Ieside acogió ayer una clase magistral a cargo de Ignacio Rivera, CEO de Hijos de Rivera, quien habló de que la clave del éxito de su empresa está en “ser honestos, amar lo que hacemos y tratar de ser la cerveza más amada y no la más vendida”.

Francisco Botas, consejero delegado de Abanca, fue el encargado de presentar al ponente, a quien calificó como “uno de los referentes indiscutibles del empresariado gallego”. La sesión, titulada “La creación de valor de marca como estrategia para el crecimiento y la penetración de nuevos mercados”, versó sobre la estrategia tanto empresarial como de marca desarrollada por Hijos de Rivera, y en concreto sobre su producto principal, la cerveza, además de otras vertientes de la compañía como las aguas minerales, las sidras, el vino y la distribución. La internacionalización, con seis filiales – Shanghái, Filipinas, Portugal, Reino Unido, Brasil y Estados Unidos– y presencia en más de 50 países fue otro de los aspectos que trató Ignacio Rivera en su intervención.

El ponente aseguró que su compañía nunca ha perdido de vista sus orígenes ni su carácter familiar. “Mi bisabuelo José María fue uno de los primeros cultivadores de lúpulo en Galicia después de volver de México y trató de darle a su hijo, mi abuelo, la mejor formación en Alemania y en Francia. Luego vino la tercera generación, que tuvo la lucidez de dejar la fábrica de Cuatro Caminos y trasladarse, en el 72, al polígono de A Grela, donde estamos en plena ampliación”, dijo Rivera, quien bromeó alegando que no era un buen estudiante y, de joven, pasaba los veranos cociendo cerveza en A Grela.

Estrategias
El consejero delegado de Estrella Galicia apuntó que, dentro de su estrategia de venta, buscan el éxito de sus clientes. “Cada vez los conocemos mejor mediante la segmentación de públicos para poder ofrecerles lo que realmente necesitan. Está demostrado que un hostelero que pone cerveza de bodega vende más, ahí están los datos, y cuanto mejor le vaya al cliente mejor nos irá a nosotros”, señaló, indicando que cuando él llegó a la empresa, en 1990, la facturación era de 30 millones de euros y en 2017 se rondaron los 500 millones de euros.
Las recetas únicas, los procesos de preparación de sus cervezas –más largos de lo habitual, una cocción al mes–, el agua de la presa de Cecebre, el lúpulo propio y, por supuesto, el talento –“rodearse de los mejores es fundamental”– son las “vigas” sobre las que se asienta la compañía fundada en 1906.

El empresario desveló un nuevo proyecto de la empresa, The Hop, un programa de emprendimiento en España y Brasil con el que se busca ayudar a la gente a lanzar sus marcas. “No me preocupa la marca grande que nos hace competencia, me preocupa el tío que está en su garaje haciendo cerveza”, indicó.
Por otra parte, mencionó ideas novedosas de la marca, como la cerveza con sabor a pimientos de Padrón, lanzada recientemente, y la que sacarán el 8 de junio, con sabor a mar. “Luchamos contra la estandarización”, dijo Rivera.
La actividad estaba enmarcada en el ciclo “El valor de la experiencia como generador de conocimiento”, una iniciativa desarrollada en colaboración entre Ieside y la Asociación Gallega de la Empresa Familiar, cuyo lema es “Empresas familiares de éxito te enseñan cómo lo hicieron”.