Adrián Ben se convirtió en el último Mundial de Doha en el segundo atleta español de la historia en clasificarse para una final de los 800 metros. Terminó sexto y lo hizo 28 años después del cántabro Tomás de Teresa, que finalizó octavo en Tokio’91.
Adrián Ben (Viveiro. 1998) es a sus 21 años una de las más firmes promesas del atletismo español. El joven gallego, que aprendió a correr en el paseo marítimo de su pueblo, ha regresado a Viveiro para pasar los días de confinamiento.
“Intento hacer la misma rutina que cuando estoy en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid. Aquí me levanto, desayuno, hago tiempo haciendo alguna tarea, leyendo o ayudando en casa, y después ya me pongo a entrenar”, confiesa.
Adrián tiene una cinta de correr que le han prestado y a la semana hace entre ochenta y cien kilómetros sobre ella. Lunes, miércoles y viernes hace 15 kilómetros o una hora de carrera y otros días realiza también calentamiento y series.
“Si por la mañana hago rodaje, por la tarde hago unas pesas con mancuernas con ayuda de la familia y si he tenido series hago algo de gimnasia con una aplicación de Nike que me da los circuitos y tiempos de recuperación. También hago bicicleta estática para completar un poco. Una hora o 45 minutos dos veces por semana para completar el trabajo aeróbico”, confiesa.
Sus compañeros
Lo que más echa de menos en estos días es estar con sus compañeros. “No es lo mismo hacer unas series a matar con gente que te lleva en volandas a tragarte tu solo una hora y pico mirando una pared o viendo una serie, aunque en este caso tienes que estar pendiente de la cinta porque si no te caes”, reconoce.
Muchos de sus compañeros están en Madrid. Mantiene el contacto con Fernando Carro, David Lorenzo o Jesús Ramos. También con su entrenador Arturo Martín, con el que habla a diario. “Ahora, tal y como está el tema, el deporte es algo secundario. Pensar en salir a entrenar afuera me parece egoísta cuando hay personas muriendo y trabajando para que esto se acabe”, comenta.
Durante este tiempo de confinamiento, Adrián Ben se enteró de algo que era un secreto a voces, el aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio a 2021.
“Es algo que se intuía y creo que la decisión es acertada. Soy el primero que quiere ir, pero si no se pueden garantizar unas mínimas condiciones, para hacer unos Juegos mediocres prefiero que se aplacen”, declara.
“Es inevitable pensar en ello cuando estás en la cinta, pero con todo lo que está pasando, para mí lo principal es estar en casa con la familia. El deportista de alto nivel no se hace de una temporada a otra y hay que sumar entrenamientos y mantener una regularidad y ahora mismo no hay objetivos a la vista. Toda la temporada está en el aire”, comenta.
Adrián reconoce que hay días en los que le “cuesta dormir” porque necesita gastar más energía de la que acostumbra.
Aún así, aunque no sepa cuál es su próximo reto, la motivación está intacta. “Me motivo con una gota de agua y creo que no hay que mirar al futuro, sino mirar al pasado, aprender de los errores y repetir los momentos buenos”.
Desde la tranquilidad de su refugio familiar en Viveiro, mira atrás y piensa en las dos hazañas logradas en los últimos meses. En el Mundial fue sexto y en la Reunión de Madrid en pista cubierta del pasado mes de febrero batió su mejor marca personal bajo techo en 800 metros con 1:46.60.
“Son recuerdos diferentes, pero si tuviera que quedarme con uno sería el Mundial”.