Casi un centenar de ciudadanos, entre ellos varios amigos y allegados de Ramón Sampedro, se reunieron ayer en la playa de As Furnas, en Xuño (Porto do Son), para recordar el vigésimo segundo aniversario de su muerte y reclamar al nuevo Gobierno de Esopaña una Ley de Eutanasia. Una misma causa unió “gente muy comprometida” e hizo “una piña” entre los miembros de la asociación Derecho a una Muerte Digna (DMD) y todos los vecinos de O Barbanza que en su día respaldaron a Ramón Sampedro

El escenario escogido para este evento tampoco es casual, pues en AS Furnas sufrió el accidente que lo dejó tetrapléjico y por el que comenzó su lucha contra el derecho a decidir sobre la propia vida, hasta que murió un día como ayer hace 22 años de forma voluntaria. Tanto su vida como su lucha inspiraron distintas iniciativas, entre ellas la multipremiada película “Mar Adentro”, Óscar a la Mejor Película extranjera en 2005, en la que el actor Javier Bardem interpreta al gallego.

La asociación Derecho a Morir Dignamente organizó este fin de semana en Ribeira y Porto do Son distintas actividades para evocar la figura de Sampedro, “pionero en reivindicar el derecho a disponer de la propia vida en España” y conmemorar el Día de la Muerte Digna de Galicia.

Emoción

En la playa de As Furnas se celebró en un emotivo acto que contó con intervenciones poéticas y musicales y, al término de la cita, la presidenta de la asociación en Galicia, Ascensión Cambrón, declaró que aguarda que este sea el último año que aún esté pendiente la reivindicación de Sampedro y del colectivo para “conseguir una legislación que ahorre el sufrimiento de las personas que ejerciendo su libertad reclaman el derecho a poder decidir sobre el sufrimiento que les embarga”.

Desde la asociación sostienen que más de dos décadas después de su muerte, Sampedro es “un símbolo universal” de la lucha por la despenalización de la eutanasia y el derecho a decidir sobre el final de la propia vida.

En un comunicado, además, critican a la Xunta por “incumplir su propia ley” de muerte digna, aprobada por unanimidad en 2015, ya que “abruma con dificultades a las personas que intentan ejercer sus derechos sanitarios al final de la vida”.