La Autoridad Portuaria dio ayer a conocer que en el mes de noviembre llegarán a la ciudad más de 11.500 viajeros a bordo de seis transatlánticos, lo que implica un nuevo incremento respecto a 2018. Aunque todavía queda parte de la temporada alta para finales de este mes –ayer llegó el “Costa Mediterránea– y octubre, el gestor de la terminal de cruceros no solo trabaja en los meses siguientes sino que también continúa cerrando escalas a tres años vista. Con estas negociaciones destacan que la quiebra del gigante de los viajes organizados Thomas Cook no afectará de manera importante a A Coruña, como sí preveía el Clúster de Turismo hace unos días.
Ayer amarró en el muelle de Transatlánticos el buque “Costa Mediterránea”, propiedad de la naviera Costa, en una ruta cuya siguiente parada es Vigo. Durante unas horas 2.114 clientes, además de una parte de la tripulación, disfrutaron de los paisajes y el centro de A Coruña. El pico de llegadas continuará tanto este domingo y el lunes como a lo largo del mes de octubre, cuando están anunciadas 19 visitas que darán a conocer el municipio entre miles de extranjeros que dejarán algo de retorno en los establecimientos más céntricos. No obstante, con toda esta compleja agenda por delante –pues habrá varias escalas múltiples– el Puerto hizo públicos ayer los amarres pactados para noviembre, que ascienden a seis.
En un mes inusualmente movido para lo que viene siendo habitual se espera que puedan conocer la localidad 11.524 turistas llegados por vía marítima, o lo que es lo mismo, un 36% más que en el mismo período del pasado ejercicio.
Sin barcos propios
Esto vuelve a demostrar que el puerto coruñés no hace más que afianzarse en el negocio de los cruceros, como también lo prueba el hecho de que ya haya decenas de itinerarios que incluyen A Coruña en los próximos tres años. Para 2020 hay acordadas 118 paradas, para 2021 un total de 60 y mirando a 2022 se han colocado en la agenda 11 atraques, todo ello porque las navieras venden con mucho tiempo de antelación. Pese a que el Clúster de Turismo de Galicia comentaba hace unos días que la quiebra de la empresa Thomas Cook haría bastante daño al flujo de pasajeros de ocio tanto en la ciudad como en Vigo, el responsable de Rubine e Hijos –la concesionaria de la terminal–, Luis del Moral, sostiene que no se van a notar grandes cambios en este tráfico porque “Thomas Cook no tiene barcos”.
“De vez en cuando compra 400 o 500 cabinas a una naviera y las vende pero el barco tiene más y, de momento, no ha habido cancelaciones ni ningún aviso”, resalta. A priori los consumidores que hayan pagado billetes a la multinacional en quiebra podrán viajar igualmente en sus camarotes, mientras que aquellos que no se hayan vendido revertirán de nuevo en las navieras y estas trabajan con margen para volver a ponerlas en el mercado.
La duda está en si “Thomas Cook va a hacer un reembolso de las cabinas porque a ellos se las dejaron más baratas para que ganase dinero”. Del Moral también recuerda que dentro del organismo de Galicia no hay nadie vinculado a este tipo de turismo como para pronunciarse.