A veces, lo simple no sienta bien. Siempre hay alguien dispuesto a convertirlo en complejo. Habrá quien le dé mil vueltas al Cerceda-As Pontes de ayer. Partido táctico, dos equipos organizados, rivales estudiados, respeto mutuo... ¿Y qué más? Mucho más sencillo. Después de cuarenta y cinco minutos de tostón y un gol de Cano, el Cerceda fue mejor en la segunda parte. Por eso ganó, sin alardes (1-0), a un As Pontes (elaborar no es lo suyo) incapaz con el marcador en contra.
Lemos ya no sorprende a nadie. Su once, limitado por las bajas y una plantilla ajustada, fue el mismo que en el anterior partido contra el Boiro. Elmer repitió junto a Granada en el centro del campo y exhibió mejoría. Sus primeros veinte minutos fueron prácticamente perfectos, no solo en laborales defensivas y de equilibrio, sino con el balón, dando continuidad al juego con pases a uno y dos toques. El resto del equipo fue el habitual.
Manolo García presentó un trivote formado por Jorge Nano, Esmorís y Dani. Iván González (derecha) y Chicho (izquierda) fueron los exteriores de un Sergio Arias activo pero lejos del área. La línea defensiva fue la habitual: Rochela (impreciso con el pie, seguro en el juego aéreo) en la derecha, Pablo López (exigido, superado en ocasiones) y Aitor Díaz (duro y contundente) como pareja de centrales, y Pablo Domínguez (aplicado) en la izquierda.
La primera parte fue una castaña para el espectador. Para todo el mundo diría yo. ¿Qué pasó? El Cerceda pretendió salir jugando desde atrás cuando el As Pontes tenía en mente impedírselo con sus tres delanteros avanzados. Incluso alguno de los medios visitantes acompañó en esa presión para obligar a que jugase directo. A partir de ahí, ataques rápidos, poca elaboración y menos ocasiones de gol. ¿Qué más? Dos leñazos (el segundo de tarjeta amarilla) de Aitor a un Herbert estéril en la primera mitad, algún acercamiento tímido del equipo visitante, un par de acciones inofensivas a balón parado y un gol del Cerceda. El 1-0 nació en un centro de Noé desde la banda derecha. El ‘2’ rojiblanco, incansable, puso el balón a Cano para que conectase con el interior de la derecha firmando el número 17 de la temporada. El pichichi de Tercera toma decisiones incorrectas en ocasiones, conduce en exceso, pero provoca muchas faltas, atrae muchos contrarios y marca muchos goles. El balance de pros y contras parece evidente.
otra película
La segunda parte fue otra película. Con 1-0 en contra, al As Pontes no le servía lo propuesto hasta entonces. Espeso, sin ideas y, en algunos jugadores, sin el ritmo que requería la ocasión, Manolo García optó por mover fichas. Retiró a Esmorís, modificó la posición de Iván para el centro del campo y dio entrada a David Amado en banda. El extremo no encontró el momento para aprovechar su velocidad.
El Cerceda tuvo el 2-0 con un disparo de Cano que buscó la escuadra nada más empezar el segundo período y con un tiro cruzado en exceso ante Kiko de Herbert. Si en los primeros minutos no brilló, después del descanso hizo, una vez más, las delicias de propios y extraños. Rabona, amagos, cambios de ritmo, pases a un toque y una precisión de conducción escandalosa. A otro nivel.
Dominador del segundo acto, el As Pontes percibía (se supone) como el adversario estaba mejor defensiva y ofensivamente. Incluso físicamente (no de envergadura) el Cerceda parecía llegar más entero al tramo final.
Quizá el balón parado, tan temido y tan provechoso, podría darle una alegría al equipo de Manolo García. Para eso saltó Bossa al campo (por Iván) tras mes y medio lesionado. Tuvo dos faltas a su disposición: en la primera, frontal, resbaló y golpeó horrible; y en la segunda, lateral, no resbaló y golpeó horrible. ¿De qué manera pudo empatar el As Pontes? Rondó el borde del área rival en más de una ocasión, pero le costó armar el disparo. Diego no tuvo que hacer paradas de mérito para salvar el 1-0.
Lemos reforzó la zona medular con la entrada de Peque y el último cuarto de campo se convirtió en una muralla imposible de derribar para el As Pontes, que soñó con el empate mediante los centímetros de Aitor Díaz, Dani o Rochela. Ni así. El Cerceda neutralizó con criterio las pocas ocasiones del adversario y en ningún momento se vio con el agua al cuello.
El conjunto local sacó provecho del excelente nivel de los cuatro jugadores de su línea defensiva, del primer buen partido de Élmer, del derroche impagable de Granada y Dani, la insistencia de Peloto, la magia de Herbert y, como no, el gol de Cano. El As Pontes, en el que destacaron los controles de Iván y la cordura futbolística del antiestético Jorge Nano, vio el partido muy cuesta arriba con el marcador en contra y mostró una preocupante falta de soluciones en ataque. Tal vez ayer no fue su día. Eso sí, dejó el liderato en O Roxo.